PANORAMA POLÍTICO | ANÁLISIS
Se ensombrecen los nexos de RD y Haití
CITAN MUERTE DE HAITIANO EN PARQUE DE SANTIAGO Y ASALTO A RESIDENCIA DE EMBAJADOR
La República Dominicana ha venido haciendo en los últimos años grandes esfuerzos por mejorar sus relaciones con Haití, país con el cual comparte la isla Hispaniola; pero el linchamiento reciente de un joven haitiano lustrador de zapatos en un parque de Santiago, y el asalto a la residencia del embajador de ese país, plantean un sombrío panorama a los entendimientos. El linchamiento, al estilo de como se hacía en los Estados Unidos en los peores momentos de la discriminación racial, fue al principio señalado como un delito común sin implicaciones de esa naturaleza por la Policía, pero luego surgieron otras hipótesis que tienen que ver con la campaña ultranacionalista y antihaitiana en esa parte del país. La Policía y el procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, se preocuparon más tarde del problema, quizás reconociendo la gravedad del mismo, de cara a la reputación del gobierno del presidente Medina y las repercusiones que en el ánimo del país vecino pudiera tener un acontecimiento, en cierta manera, insólito. El joven haitiano cuyo nombre de pila no se conocía y que todos apodaban Tulile, limpiaba zapatos en el parque Ercilia Pepín, de Santiago. Algunos de sus clientes eran médicos del hospital público Cabral y Báez, y todas las señales indican que se trataba de un haitiano común y corriente, cuyo destino pudo haberlo marcado el odio racial o a su nacionalidad. Aunque los dominicanos del promedio no lo crean, en Haití no prevalece el antidominicanismo, sino todo lo contrario. Muchos haitianos de clase obrera y campesina viajan a la República Dominicana en busca de una mejoría de la situación económica, en tanto que gente de la clase adinerada han mirado a Santo Domingo como el lugar de adquirir una segunda casa. Mientras las contradicciones entre los dos países, que son atizadas por una minoría política dentro y fuera del régimen de Danilo Medina, actúan por su cuenta sin comprender que desanidan el buen estado de las relaciones. A los empresarios dominicanos debe preocuparles que caigan en punto muerto muchos acuerdos que podrían desequilibrar la balanza comercial bilateral. Para finales del año la balanza comercial entre República Dominicana y Haití sobrepasará los 2 mil millones de dólares, una cifra nada despreciable para una economía modesta como la dominicana. Después de Estados Unidos el país occidental ocupa el segundo lugar en los negocios con la perspectiva de un fuerte incremento. El silencio de las partes dominicana y haitiana que siguió al asalto de la residencia del embajador Fritz Cinéas, el pasado 4 del presente mes, hasta que la semana pasada el canciller Duly Brutus pidió una explicación al embajador dominicano en Puerto Príncipe, Rubén Silié, fue extraño toda vez que la Cancillería dominicana no se había pronunciado. Este lunes el jefe de la Policía, mayor general Manuel Castro Castillo, en lo que podría ser uno de sus últimos encargos, antes de dejar el puesto el 27 de febrero, anunció en rueda de prensa, junto al embajador Cinéas, la solución del robo a la residencia diplomática, imputando a un grupo de seis personas, entre ellos dos policías. Se cree que el presidente Medina, un hasta ahora imperturbable gobernante que ha tratado de dar ánimo lo más posible a las relaciones de los dos países, sufrió un estrés elevado que le enrojeció la cara, al decir de especialistas médicos, por las mortificaciones en la política exterior y asuntos internos como fue la cancelación fulminante de un aliado político. El público se pregunta cómo podría la parte dominicana explicar que cinco hombres vestidos con la fajina de la compañía Edesur pudieran presentarse a la residencia diplomática de Haití, entrar por la fuerza causando heridas al policía de custodia y robar dos cajas de caudales llena de documentos oficiales y dinero. Se trata en cualquier caso de un asunto muy grave, que entra en el dominio de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, y en los controles de seguridad del propio Estado acreditante. Por la falta de seguridad en torno a la sede diplomática familiar no parece haber una explicación convincente. La fotografía del joven haitiano linchado, que por su crudeza evitaron publicar varios medios dominicanos, salió en Le Nouvelliste, un diario de Puerto Príncipe, el fin de semana, pero los editores tuvieron el tacto de presentar solamente las extremidades inferiores con los pies atados a los tobillos. Fue, en el Siglo 21 una remembranza del poema “Strange Fruit”. Esa obra poética la escribió el judío-americano Abel Merpool, ante la visión de un par de afroamericanos linchados en un pueblo de Indiana. Se atribuye la música a la incomparable cantante Billie Holiday, quien la grabó para el acetato en 1939. De los miles de blues del cancionero norteamericano, Strange Fruit es considerado el más triste.