'Fue una persona de superior estatura moral'

A continuación el panegírico de don Poppy Bermúdez escrito por sus hijos e hijas. Donde hubo un gran lleno, necesariamente, ha de quedar un enorme vacío. En ese espacio ahora tristemente desgravitado y con el discurrir del tiempo habrán de acomodarse nuestros recuerdos que son muchos y muy buenos, se irán organizando sus consejos que nos son pocos y todos valiosos . Fueron numerosos los regalos que recibimos de nuestro padre, pero uno entre todos nos es particularmente precioso: nos proporciono una feliz y prolongada infancia. Durante esos años mozos, aunando esfuerzos con nuestra madre, entre risas, giras familiares y castigos sabiamente administrados fuimos introducidos a una correcta escala de valores, nos enseñaron a aquilatar las personas, a aceptar las desventuras y a disfrutar agradecidamente lo bueno que brinda la vida. Resulta muy difícil inventariar el legado de J.Armando Bermudez Pippa. Esta claro que el hombre sobre el hombre deja huellas, y nuestro padre fue un hombre de considerable andar, un hombre que no parecía tener tiempo para el ocio y ni para el cansancio. Habrá quienes han de echar de menos al visionario o al mecenas, otros que echaran de menos al empresario y habrá quien extrañe al amigo sincero, su llana jovialidad, esa su actitud sin dobleces que lo condicionaba a confiar candidamente en sus congéneres a pesar de haber sido en ocasiones defraudado. Dice La Biblia que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; razón por la cual podemos ser parecidos, aunque nunca iguales. Sin duda alguna no somos eternos y ciertamente son muchas nuestras limitaciones, pero fuimos dotados del libre albedrío. Nuestra manera de obrar es lo que nos aleja o lo que nos acerca a la divinidad. Cada día, cada instante, todo hombre enfrenta el dilema de escoger entre el bien y el mal. Elije depredar o elije respetar, dirige sus acciones con el fin de destruir o con el fin de construir... En ese contexto, todos los que conocieron a Poppy pueden sin reservas celebrar su medular bondad, su decorosa conducta, su integridad, su trayectoria de trabajo honesto y su reiterada vocación de servicio. Estamos seguros de que no faltaran anécdotas de Poppy ese cibaeno de buena cepa. Crónicas del ciudadano desprendido y recto que ha sido el señor J. Armando Bermudez o testimonios de sus actividades a nivel de comunidad. Aquellos hijos, aquellos nietos y aquellos amigos, que quieran honrar su memoria, a esos, les queda en herencia el compromiso de ser abanderados de su buen ejemplo. Será difícil olvidar su generosa disponibilidad en situaciones de precariedad, su genuino interés en la gente, el entusiasmo con que asumía el quehacer cotidiano, se enfrascaba en un nuevo proyecto o con que compartía su extenso acervo de datos históricos y folclóricos. ‘Para nuestro padre, poder dar era un privilegio a ejercer de manera responsable. Darse era una forma de vida. Esa, su extraordinaria capacidad de multiplicarse para darle calidad y cantidad a su participación en la sociedad, la industria, la banca, el deporte y la familia le permitió ser motor y promotor de multiples iniciativas, llenar una agenda que exhibía una amplia y particular gama de prioridades... Para Poppy era igual de importante producir el mejor ron dominicano, ser pionero en nuestro país en la transmisión a color por television, hacer malta y cerveza, que la región del Cibao contara con un instituto superior de agricultura, que Santiago tuviese un aereopuerto internacional, formar parte del consejo del Banco Popular, preservar la tradición del carnaval, que no se fuera a desperdiciar talento joven por falta de recursos para estudiar, como tampoco carecía de relevancia respaldar la logística del campamento juvenil de Bao, conocer la isla a cabalidad, incursionar en temas de ingeniería, seguir de cerca los juegos de pelota, contribuir al Plan Sierra, restaurar carros viejos, que sus amigos recibieran su artesanal versión de ponche navideño una vez llegaba el mes diciembre, asistir a las patronales de El Seibo, tomarse un traguito con un viejo amigo, estar pendiente y al tanto de los bautizos, comuniones , matrimonios, funerales, cumpleaños, graduaciones, veladas, pasadías y enfermedades de sus hijos, nietos y relacionados cercanos. Parecía disponer de una gracia especial, que le permitía vivir la vida sin prisa, pero muy bien apurada, Y si bien es cierto que en su oportunidad, hubo de bailar animadamente la fiesta propia y la ajena, igual supo en momento sufrir las miserias suyas y de otros de manera intensa. J. Armando Bermúdez Pippa fue un embajador de excepción de algo cada vez mas escaso, la decencia y la buena voluntad. Ha pasado lo que no se podía evitar. Los años le fueron sistemáticamente cobrando cuotas al cuerpo, sin embargo, por un feliz accidente, el corazón del anciano parecía desconocer los estragos típicos de la vejez... Supo conservar hasta el último día la esperanza, la tenacidad, la entrega que caracterizan al joven y por eso, su recuerdo no puede ser sino un recuerdo muy vivo. Tristes, pero fortalecidos en Dios, hoy, ante sus restos mortales, podemos hacer uso de las palabras de Pablo Apóstol a Timoteo y decir que yace aquí un cristiano que ha peleado la buena batalla, ha acabado la carrera, ha permanecido en la fe. Despedimos a una persona de superior estatura moral, despedimos para siempre nuestro irrepetible y muy querido papá. Ha llegado el momento de que el encuentre en la paz del cielo premio a su fecundo paso por la tierra. Nosotros sus hijos, viuda y nietos agradecemos de todo corazón las expresiones de condolencia y las muestras de afecto recibidas, Han calado hondo todas las que son autenticas. Gracias por la compañía con que intentan hacer más ligero nuestro pesar. A nuestra madre, ejemplo de abnegada compañera, le queremos dar las gracias por cuidarlo tanto y tan bien. Sus hijos Elba Josefina, Julia Aurora, Ana Estela, José Armando y Domingo Octavio.

Tags relacionados