ENFOQUE

Gobierno afrontaría costo político por reforma fiscal

MEDINA NO TIENE OPOSICIÓN EN EL CONGRESO QUE ENFRENTE SU APROBACIÓN

El costo político para el gobierno de Danilo Medina y su partido, cuando no ha cumplido dos meses, podría ser el principal problema que confronte el gobernante tras proponer el proyecto de reforma fiscal que ha encontrado el rechazo de varios sectores. A Medina se le está acusando ya de apartarse del programa de gobierno 2012-2016 en el cual se daba garantías de que “los dominicanos y dominicanas de las capas medias y los más pobres experimenten una mejoría sustancial en su calidad de vida y bienestar”. Tras reunir el pasado jueves el Consejo Económico y Social que recibió el proyecto de la reforma fiscal, el presidente Medina dijo que para él constituía un trago amargo hablar de esa propuesta, “pero la realidad es dura y se requiere del sacrificio de todos”. Es un déja-vu. El día anterior, según informó a la prensa el sindicalista Pepe Abreu, hablando a nombre del sector laboral, el presidente Medina había prometido que no se subirá el ITBIS a los alimentos y que, por el contrario, algunos quedarán exentos del pago de ese impuesto. El presidente Medina y el sindicalista no hablaron el mismo idioma porque el proyecto presentado, señalado como “un trago amargo” por el gobernante, subirá de inmediato el ITBIS de 16% al 18% y se aplicará a una gama muy amplia de productos de consumo masivo. Esta vez, como en ocasiones anteriores, en las más de cinco reformas fiscales impuestas en los últimos años, ni los empresarios ni los sindicalistas quedaron conformes, no obstante que el régimen de Medina se cuidó de que los que tienen mayores recursos no paguen más impuestos. Queja fue generalLa queja entre el ciudadano común fue general e inmediata por cuanto se anticipa un festival de alzas de precios tan pronto se conozca en el Congreso Nacional y se apruebe la reforma, llamada a permitir una recaudación que haga frente al déficit fiscal generalizado. Dentro de lo sombrío planteado por la reforma, que gravará a los combustibles, bebidas alcohólicas, telecable, viviendas, cigarrillos y placas de vehículos, entre otros renglones, el público se burló de que, hasta el mondongo, las tilapias y los entresijos serán afectados. Algunos creen que al poner al ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, a presentar el proyecto de la reforma ante el público, el gobernante habría preservado su capacidad para variar algunos aspectos por el daño que sufrirían los asalariados. Los cínicos le atribuyen a Montás la condición de ave de mal agüero que en el régimen anterior fue líder del grupo económico y, por tanto, el que transmitía las malas noticias, entre ellas las últimas reformas fiscales que encarecieron los precios de los productos y el transporte, así como los arreglos con el FMI. Durante los últimos tres días de la semana pasada los medios de comunicación se llenaron de quejas de los contribuyentes, muchos de ellos desconcertados y sin saber el alcance que tendrá para su bolsillo la reforma. Se preparaban para una paliza de alzas y agiotaje de los precios. Medina sin oposiciónMedina no tiene oposición que pueda enfrentar la aprobación del proyecto de reforma fiscal, puesto que su partido, el PLD, domina el Senado y la Cámara de Diputados. Le ampara que no hay amenazas de inestabilidad y beligerancia social, porque el partido que pudiera encarar las medidas, el PRD, tiene su tiempo ocupado en la división que sufre. La oposición que han presentado los sectores empresariales podría ser una especie de regateo de rigor, si se entiende que habrían sido afectados si el régimen de Medina hubiese seguido el consejo del economista Joseph Stiglitz y del presidente Obama, de que paguen los ricos. Los dos hombres públicos, el primero premio Nobel de economía, y el segundo, presidente de Estados Unidos en busca de la reelección, han recomendado sin vacilación que no se cargue de impuestos a los pobres y que no se achique el Estado, una petición de moda en el país. Tres economistas alineados con la clase patronal, Fernando Álvarez Bogaert, Bernardo Vega y Miguel Ceara Hatton, estimaron como esencial la disminución de las nóminas del Estado, lo que comenzó a hacer el presidente Medina con la cancelación de viceministros y otras medidas. Al régimen del presidente Medina le beneficia que no hay en la actualidad sectores políticos con la capacidad de movilización que tienen los españoles, portugueses y griegos, cuyos sindicatos están enfrentando la crisis en la calle. Aquí, los llamados grupos populares están desacreditados. Posiblemente la oposición más fuerte a los aspectos impopulares de la reforma fiscal en proyecto provendría de los opositores en la Cámara de Diputados, algunos de los cuales han advertido del daño que causarán los impuestos a la economía familiar. El presidente del PRD, ingeniero Miguel Vargas Maldonado, cuya lucha principal ahora es salvar su grupo institucional dentro de la organización, advirtió que la reforma fiscal afectará el consumo y el ahorro, a las empresas, la clase media y los pobres. El diputado del PRSC, Víctor Bisonó, Ito, sugirió como alternativa para que la reforma no afecte a los de menores ingresos, la renuncia de los legisladores a los llamados “barrilito” y “cofrecito”, y a RD$1,050 millones de pesos que recibirán los partidos de la JCE en los próximos 4 años. El ex candidato presidencial de Dominicanos por el Cambio,EduardoEstrella, pidió la renegociación de la deuda externa y la reformulación del contrato suscrito entre el Estado dominicano y la empresa minera Barrick Gold para obtener los recursos con los cuales encarar el déficit fiscal.

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