Once muertos en el naufragio
El número de muertos del naufragio del crucero “Costa Concordia”, ocurrido el viernes en aguas de la isla italiana de Giglio, aumentó ayer a 11, mientras crece la polémica sobre el comportamiento del capitán del barco, Francesco Schettino, quien deberá permanecer en arresto domiciliario. Los buzos de los servicios de rescate italianos localizaron ayer otros cinco cadáveres en los restos del crucero, una mujer y cuatro hombres de entre 50 y 60 años de edad que, con los chalecos salvavidas puestos, se encontraban en la parte de la popa del barco sumergida bajo las aguas del mar Tirreno. Estas cinco víctimas se suman a las seis encontradas en los últimos días, entre ellas el turista español Guillermo Gual y el peruano miembro de la tripulación Thomas Alberto Costilla Mendoza. De momento, 22 personas que viajaban a bordo del crucero continúan desaparecidas, entre ellas la también peruana Erika Soria, de 26 años, que trabajaba de camarera en el “Costa Concordia”. En la lista de desaparecidos divulgada ayer por las autoridades italianas, que han constituido una unidad de crisis en la localidad de Grosseto (centro de Italia), figuran, entre otros, seis italianos (entre ellos una niña de 5 años), una decena de alemanes y dos estadounidenses. Agilizar sus tareas Los servicios de rescate, que ya ayer tuvieron que interrumpir durante unas horas su trabajo por el movimiento del barco, se afanan en agilizar sus tareas, mediante el uso de cargas explosivas para adentrarse en el casco, ante las previsiones de que mañana empeore el tiempo y el estado de la mar. Mientras los equipos de rescate trabajan en las aguas de Giglio durante las horas de sol, la actividad judicial prosigue en Grosseto en torno al comportamiento del capitán del barco, a quien la Fiscalía acusa de homicidio culposo múltiple, abandono de nave y naufragio. Schettino, quien podría ser condenado a una pena máxima de 15 años de prisión, se sometió ayer al interrogatorio de la jueza de instrucción Valeria Montesarchio, tras lo que la magistrada dispuso el arresto domiciliario del capitán, pues no considera que exista riesgo de fuga como sostiene la Fiscalía de Grosseto.