VIDA DE FE
Monseñor Arnaiz, el periodista
HA SIDO UN EJEMPLO DE SACERDOTE, MAESTRO, PASTOR, ESCRITOR Y GRAN PERIODISTA
Monseñor Francisco José Arnaiz está alumbrado por Dios. Como sacerdote jesuita dedicó su vida a divulgar la fe católica y a formar desde las aulas a varias generaciones, hasta que en 1988 el Papa Juan Pablo II lo ordenó como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo. Ocupar una merecida posición en la jerarquía eclesiástica dominicana profundizó su humildad como persona y duplicó su vocación de servicio. Ha sido un ejemplo de sacerdote, maestro, pastor, intelectual, escritor, periodista y orientador. Ostenta con orgullo su condición de ciudadano dominicano y vive agradecido de este país del que dice haber recibido más de lo que ha aportado. Ha estado vinculado toda su vida al periodismo. Su amplia experiencia en su ejercicio es un tema apasionante que no rehúsa debatir. ¿CÓMO USTED VE EL PERIODISMO QUE HOY HACEMOS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA? Yo, en este momento, veo el desarrollo de la prensa dominicana en suspenso, como indecisa ante el temor de que el periódico impreso desaparezca a causa de la Internet. Hace un tiempo, el periodista Sergio Muñoz Batta, invitado al país por el Listín como conferenciante, dijo que los artículos tenían que ser breves y yo no estuve de acuerdo, porque entiendo que el periódico tiene que ser literatura. Antes del triunfo de la Revolución, yo viví en La Habana y presencié cómo en el mayor periódico de allá, “El Diario de la Marina”, escribían todos los grandes escritores cubanos. El periódico tiene que ser poliédrico, una mezcla de gráfi ca, noticias y artículos. Tiene que dar información nacional e internacional; que sea independiente, es decir, no asociado; un periódico no puede ser radical, ni ideologizado. No solamente tiene que ser informador, sino educador. Debe tener muchas plumas que desentrañen lo que está detrás de la noticia. Yo suelo decir, cuando me preguntan que cómo se inculcan los valores, respondo que la familia educa, pero el periódico reeduca. Lo que ha pasado en la República Dominicana es penoso. La integridad y la honestidad no es un contravalor. Nadie quiere ser honesto. El valor aquí es tener dinero como sea. El modo no importa. Y es en ese sentido que el periódico reeduca, condenando la falta de honestidad, la corrupción. El periódico tiene su función y su encanto, y no va a desaparecer. Aparte, tener periódicos es como tener en la casa papel disponible para envolver. También sirve el periódico para golpear a los perros cuando hacen algo mal. Aquí, donde vivimos los jesuitas, tuvimos un pastor alemán y un día le pregunté a monseñor Agripino Núñez Collado, experto en ese tipo de animales, qué hacer para controlarlo y él nos sugirió que hiciéramos un tubo de periódicos y le diéramos. De esa forma no hay dolor y se impone respeto. ¿QUE HACE EL DIRECTOR EN UN PERIÓDICO? Hoy se viven tiempos en que las funciones del director del periódico se confunden. El director del periódico es quien lo representa y escribe el editorial. Es el rostro del periódico y quien traza la línea. El jefe de Redacción es quien la ejecuta. En un periódico hay que cuidar mucho los títulos de la información, porque está demostrado que muchos lectores sólo leen titulares, no la letra pequeña. Y el jefe de Redacción es el que primero cuece el periódico, y le otorga importancia a cada noticia. Además, debe velar por el trabajo de los correctores porque es un descrédito y una vergu¨enza para un periódico salir con faltas de ortografía. ¿QUÉ PIENSA DE LA TECNOLOGÍA Y DE LOS GASTOS EN QUE INCURREN LOS PERIÓDICOS? El periodismo no es un negocio. El que quiere sacar dinero del periodismo, fracasa. El periodismo es caro si es buen periodismo porque tiene que pagar bien a los periodistas. El avance tecnológico también implica gastos y el Listín ha tenido que cambiar varias veces de maquinarias. Para su apertura en la calle 19 de Marzo, el Listín tenía muy buenos equipos. Sin embargo, cuando se trasladó en 1975 a la calle Paseo de los Periodistas, toda aquella tecnología estaba obsoleta y se hicieron nuevas inversiones. ¿ES NEGOCIO EL PERIODISMO? Un periódico tiene que ser, a veces, las páginas amarillas del comercio para poder recaudar recursos que le permitan su salida. Por eso requiere vender anuncios. Anuncios caros. Tiene esa dificultad. El caso del Listín es un ejemplo. El alma del Listín lo fue Moisés Pellerano. Él estudió y se formó en Bélgica. Era un hombre muy simpático y abierto. Él llevaba de la mano el negocio y la calidad del periódico en perfecta armonía. Cuando Rafael Herrera sacaba un Listín de 30 páginas, al siguiente día él le decía que tenía que sacar un periódico de 10 y al otro día igual, para evitar las pérdidas. ¿LOS PELLERANO, LO RESPETABAN? Yo fui quien les propuse que sacasen el Listín después de la muerte de Trujillo. Ellos demoraron un poco, porque no sabían a quién nombrar en la dirección. Tenían sus reservas con Rafael Herrera porque había trabajado con Trujillo. Pero, ¿quién en este país no fue empleado de Trujillo? Les insistí y lo aceptaron. Y fue un éxito porque Rafael Herrera le imprimió un carácter al periódico. Yo bendije la reapertura en su local de la calle 19 de Marzo, y todos los años ellos me llamaban para ofi ciar la misa aniversario. Recuerdo que ese día, para liturgia, yo traje de la catedral un guisopo y un calderillo muy viejo para echar el agua bendita. Para celebrar la ocasión, doña Rosa, le compró a su esposo Rafael Herrera un traje impecable, de esos de rayas blancas y azules. Pero como el agua bendita no era para las maquinarias y las paredes porque estas no tienen pecados, comencé a rociarla sobre las personas, y primero en el traje del nuevo director. Y como en el fondo de la vasija había herrumbre, el agua adquirió su color y le eché a perder a Rafael Herrera su traje bien planchado. ¿QUÉ LE LLAMÓ MÁS LA ATENCIÓN DE RAFAEL HERRERA? Como director, él tenía un truco que era llevar la contra. Cuando las cosas estaban bien, el ponía sordina, y cuando estaban mal, se ponía feliz. Fue un gran director y un gran ser humano. Nadie lo ha superado. Su muerte fue irreparable y con ella el Listín perdió mucho. Fue quien abrió las páginas del Listín Diario a los jóvenes. Él vivía en el periódico. ¿QUÉ ES LO QUE MÁS RECUERDA DEL LISTÍN? En primer lugar, mi amistad con su director. Yo iba mucho a conversar con él. Viví en el Listín la época de oro, que fue la de Rafael Herrera. A su muerte, eso se vino abajo. Porque el Listín tiene una parte crítica que le otorga el fondo al periódico, que es el editorial. Y Rafael Herrera fue un hombre genial en los editoriales. Muchas veces, su esposa le servía de musa. A eso de las nueve de la noche ella se presentaba en el Listín, después de pasar el día recorriendo supermercados y comercios de la ciudad. A esa hora, Rafael le preguntaba qué se hablaba en la calle, y muchas veces lo que ella le relataba era el tema del editorial. A él le tocaron momentos muy difíciles, como la primera parte de la transición, la Revolución de Abril, y todos los procesos electorales confl ictivos que hemos tenido. Le tocó bregar con líderes políticos con mucha personalidad como Balaguer, Bosch y Peña Gómez. Yo creo que él dio un ejemplo en el país. El dominicano es emotivo por naturaleza, y por ello es fanático de sus ideas y entonces tiende a la intolerancia, a no respetar el pensamiento ajeno. Y él dio un gran ejemplo de tolerancia. Cuando uno lee sus editoriales, no se da cuenta si es balaguerista, del PRD o del PLD. Además, dio cabida a mucha gente, a muchos desconocidos. Un día me dijo: “Esta es una tierra de poetas y hay gente que escribe malísimos versos y luego vienen aquí para que uno se los publique”. Un ejemplo estaba en su línea dentro de las páginas editoriales. Allí colaboraban articulistas de todas las tendencias, desde monseñor Polanco hasta Juan Isidro Jimenes. Un día le pregunté por qué le otorgaba tanto espacio a alguien que no sabía escribir bien, y él me respondió que lo hacía para compensar el sitio que le daba a monseñor Polanco. ANECDOTARIO: RECUERDOS DEL LISTÍN Durante los primeros días de la Revolución de Abril, Rafael Herrera no quería hablar con nadie y la esposa de Baby Ricart fue a verme para decirme que ella quería escribir el editorial. Yo le pregunté lo que quería decir, y le escribí el texto. Ella lo llevó a su casa y allí le insertó tres faltas de ortografía para que el director no sospechara. En la noche se lo llevó a Rafael Herrera y le dijo que ese editorial había que publicarlo porque ella era la esposa del dueño. Rafael Herrera leyó el texto y le dijo: “El artículo es del padre Arnaiz, pero las faltas de ortografía son suyas”. Cuando estaba muy viejecito, Baby Ricart iba todos los días por el Listín y se ponía a hablar con las jóvenes periodistas y las besaba con afecto. Hubo un momento en que su nieto Momón, con apenas 17 años, quería ser Jefe de Redacción del Listín y comenzó a asistir al periódico y a besar a las jóvenes periodistas. Rafael Herrera, que lo vio, comentó un día: “Momón quiere comenzar por donde terminó el abuelo”. Rafael Herrera siempre tenía su mesa en total desorden, llena de papeles mal colocados, libros, revistas e infinidad de cosas aparentemente mal colocados, pero sobre la mesa tenía también un letrero que decía: “No me lo desordenen”. El Listín era el pulso del país y alertaba a la gente de cómo iban las cosas. Mi columna se llama “Pensamiento y vida” que resume sobre el pensar y la vida nacional, las elecciones, el liderazgo moderno. Ahí he reflexionado sobre varios defectos nuestros como la emotividad, la ligereza, la falta de pensamiento, la picardía y otras cosas que están en la calle. Herrera también publicó como artículos algunos temas de mis homilías.