MAESTRA DOMINICANA EN NY

Arisleyda confía en cambiar el mundo con más educación

PUEDE AYUDAR AL "MACHO" DOMINICANO A PENSAR DE FORMA ANALÍTICA

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J.C. MaloneEl Bronx, Nueva York

Su visión nació de experiencias personales filtradas en la profundidad filosófica de sus cavilaciones e indetenibles elucubraciones. Arisleyda Ureña vino del barrio Libertad de Santiago con 10 años, se crió hablando inglés y español, ahora su cerebro funciona como un “procesador dual” de razonamientos binarios. Todo lo analiza desde por lo menos dos perspectivas, y tiene dos profesiones, primero se hizo trabajadora social, después profesora. Ahora ve a los estudiantes primero con su ojo clínico experimentado en conducta humana, después la mentalidad de educadora evalúa sus necesidades académicas. Tras nueve años de observaciones, como maestra de intermedia y secundaria, identificó dos desventajas de los estudiantes dominicanos recién llegados a Nueva York. Primero, la tecnología avanza rápidamente, y en inglés. Segundo, ellos aprenden inglés muy lentamente. Cuando logran dominarlo, tienen lagunas tecnológicas insalvables. Así, hasta los mejores estudiantes dominicanos estarán siempre rezagados ante quienes no invirtieron tiempo adquiriendo el idioma. Esa desigualdad, proyectada en el tiempo asegura que la juventud domínico-estadounidense evolucione en una especie de “subclase” profesional, en el más optimista de los pronósticos. TecnologíaArisleyda planteó el problema y propuso crear una escuela especializada para satisfacer las necesidades específicas de esos estudiantes, ofreciéndoles educación secundaria y tecnológica en inglés y español. Su objetivo es convertir en ventaja la desventaja idiomático-tecnológica de sus estudiantes. Porque al final quien domine la tecnología y más de un idioma, tiene ventajas sobre los monolingües. Acogiendo su propuesta, el Departamento de Educación fundó la Academia de Idiomas y Tecnología, con Arisleyda como directora. Más que una escuela, su comunidad educativa tiene un aire de instituto de transformación humana que probará el poder de la educación para producir cambios sociales. Ahí los estudiantes aprenden todo lo necesario para readaptarse a su nuevo hogar, desde cómo vestir adecuadamente hasta cómo expresarse y conducirse. Su propuesta de ingeniería social basada en educación podría influenciar desde la química orgánica hasta el comportamiento social e individual. Ella se plantea crear un nuevo ser humano con una “conciencia global y moral”. Macho “agallinado”Usando el poder de la educación y la razón, Arisleyda espera que los jóvenes dominicanos dejarán de reaccionar como “machos”, para actuar como pensadores analíticos, críticos e independientes. Sus estudiantes aprenden técnicas sobre cómo “barajar pleitos”. Quien pelea, dice el credo escolar, se distrae de sus objetivos personales, académicos y sociales, dejándose manejar de quienes sólo buscan víctimas para descargar su violencia. El entrenamiento les enseña que, como último recurso para evitar pelear, hay momentos en los que deben echarse a correr porque huir es más honorable que pelear, en ese razonamiento. Un macho huyendo de otro macho luce en extremo “agallinado”, pero en realidad él corre hacia sus objetivos. Huye, no por temor al sujeto que quiere agredirle o de algo que le asusta, sino, para no desviarse en su camino a la meta. Imponer la razón sobre las testosteronas es un objetivo en extremo ambicioso, pero si lo alcanza, transformará al macho dominicano para siempre. La clave de la cuestión es que los estudiantes aprendan a imponer las neuronas sobre las hormonas, a tomar decisiones racionales, no emocionales, a imponer la conciencia sobre el ego. “Entrenar a un ser humano a pensar es algo que toma tiempo, desarrollar una conciencia toma tiempo, entender lo que es la identidad y el sentido de grupo, todas esas cosas toman tiempo”, explica Arisleyda. La esencia de su propuesta es desarrollar un pensamiento crítico e independiente, y con profundidad filosófica en todos sus estudiantes. Cada día, ellos deben reflexionar y buscar respuestas a preguntas trascendentales que no pueden trivializar. ¿Qué es el tiempo, cómo funciona, cómo se mide, para qué sirve, de dónde viene, tiene algún valor real, cuál es? ¿Qué es el triunfo y cómo se alcanza, se determina, clasifica y define? Son algunas de las preguntas a las que los estudiantes de Arisleyda deben dedicar tiempo y reflexiones diarias, buscando respuestas con independencia de criterio y profundidad. GRANDES PLANES Y TRANSFORMACIONESA la más mundana y anodina de las situaciones, Arisleyda le busca una explicación filosófica porque ella, según admite, quiere cambiar un estudiante a la vez. Primero los transformará, luego ellos transformarán sus familias, y la cuestión seguirá de familia en familia, desde El Bronx hacia cualquier aldea innominada en el sudeste de Botswana, cubriendo el planeta. Porque la educación, Arisleyda esta convencida, es el gran ecualizador humano, social y económico, entonces “más educación significa más oportunidades para todos”. La academia graduará su primera promoción en el 2011. El trabajo es arduo, continuo y, como las amantes demandantes, requiere entrega total. “Yo no tengo vida personal”, dice Arisleyda al comentar las incontables horas que dedica a la escuela. Esto, desde luego, no lo hace ella sola, el personal está enfocado en el mismo objetivo, todos asumen el éxito de sus estudiantes como una responsabilidad compartida. “Si de algo estoy orgullosa es que nuestro equipo de trabajo funciona como una familia caminando en la misma dirección”, comentó. “Todo en la escuela está saliendo de acuerdo con lo planeado, los estudiantes trabajan duro y son recompensados. El año pasado los llevamos de viaje a Costa Rica, ellos cumplieron su parte y nosotros también”.

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