FERNANDO CUETO

Puerto Plata hervía por tumbar a Trujillo

UNO DE LOS LÍDERES DEL MOVIMIENTO 14 DE JUNIO EN ESA PROVINCIA NARRA A LISTÍN DIARIO LOS PORMENORES DE LA ORGANIZACIÓN, SUS INTEGRANTES Y ACCIONES

Puerto Plata vivía en ebullición constante. Los planes para derrocar al tirano Rafael Leonidas Trujillo no salían de la cabeza de muchos hombres y mujeres de esta ciudad que besa el océano Atlántico. El desembarco por la Bahía de Luperón, el 19 de junio de 1949, es uno de los mayores referentes, cuando un grupo de exiliados antitrujillistas, con el apoyo del hacendado Juan Rodríguez (Juancito), desembarcó en la costa norte aunque con poca suerte. Luego, la expedición de junio de 1959 que en su frente marítimo llegó a Maimón y Estero Hondo el 20 de junio de 1959, fue el despegue para iniciar la organización de grupos y movimientos para conspirar contra Trujillo. Cuando organizaron el Movimiento 14 de Junio en honor a la expedición, aquí estaba constituido por grupos dirigidos por Fernando Cueto, Juan Carlos Morales y Germán Silverio. Es el propio Cueto, quien narra a LISTÍN DIARIO que Juan “Juanchi” Moliné Pichardo les visitó en Puerto Plata para informarle que en Santo Domingo organizaban un grupo contra Trujillo. Desde Santo Domingo llegaron Manolo Tavárez Justo, Leandro Guzmán y Cayeyo Crisanty. En la reunión del 10 de enero de 1960, en Mao, encabezada por Manolo Tavárez Justo, decidieron el nombre “Movimiento 14 de Junio”. Puerto Plata estuvo representada por Germán Silverio. Previamente Cueto se había reunido con Juan Carlos Morales y el mismo Silverio para determinar sus propuestas, que incluían “Gregorio Luperón” y “20 de Junio” como nombres para el movimiento. Además, Cueto dijo que se exigiera el suministro de armas. Cuando Germán regresó del encuentro de Mao, hubo otra reunión para dar a conocer los detalles. “Recuerdo que burlándose de mí, nos dijo: Mira, una mujer le puso el nombre al movimiento, se llamará ‘14 de Junio’, en homenaje a los expedicionarios del 1959. Esa mujer fue Minerva Mirabal”. ArmasSobre la exigencia de las armas, pues, era un riesgo hacer sabotajes desarmados, Minerva Mirabal respondió que las armas de Puerto Plata andaban caminando por las calles... que las tomaran de ahí. Tras esa reunión decidieron lugares estratégicos para que un avión dejara armas o para recibir cualquier cosa del aire. Supuestamente, Leandro Guzmán era el responsable del contacto para el destino de las armas. Cueto tenía la esperanza de que realmente iban a recibir las armas, pero para su sorpresa el 19 de junio lo fueron a buscar preso. ComandosEl movimiento, que había comenzado como Trinitaria, se hallaba en una etapa en que existían comandos con mochilas, y había unos diez; un grupo de mujeres, entre ellas Carmen James Bogaert, Ana Leroux y Elena Abreu, quienes hacían mochilas, buscaban medicinas, porque desde que llegaran las armas tenían previsto comenzar a combatir la tiranía. ApresamientosCuando organizaron el movimiento con estructura en el ámbito nacional, Cueto dijo que por una indiscreción de Marcos Pérez Collado, que nunca le han tomado en cuenta, porque no lo hizo de mala fe, le contó las intenciones a Norman, en San Pedro de Macorís, y resultó ser un agente del SIM. Fue el primero apresado, y denunció al grupo, incluyendo a Manolo, por lo que se inició la debacle. Para Cueto, fue la cosa más grande del mundo, porque tenían mucho cuidado al hacer esos núcleos y prepararlos. Tenían prácticamente todo organizado para esperar las armas y comenzar la lucha. A partir del 12 de enero de 1960 se desató una serie de apresamientos de los integrantes del Movimiento 14 de Junio. Fueron apresados Manolo, Leandro Guzmán, Juan Carlos Morales, Rafael “Pipe” Faxas Canto, Germán Silverio, el doctor Antonio Vásquez y José Tomás Gómez (Abelardo). InicioTenía 13 años de edad cuando hacía los mandados del grupo que conspiraba para formar en Puerto Plata el movimiento de resistencia interna y recibir el desembarco de año 1949 por la Bahía de Luperón. Desembarco“Antes del desembarco del 59, quizá siete meses antes, nosotros nos estábamos organizando, tal vez con el entusiasmo del triunfo de la Revolución Cubana”, recuerda Cueto. De hecho, agregó, ya tenían varios grupos organizados con la fi nalidad de dar apoyo a lo que ellos entendían podía pasar allí. Luego de producirse la expedición de 1959, el grupo de “El Pie del Fuerte” tenía planifi cado varios sabotajes. Otro grupo hacía el sabotaje de las grapas, las cuales tiraban en las carreteras cuando había un acto ofi cial. NATURAL CARISMA Y CALIDAD HUMANAMANOLODIMENSIÓN DE UN GRAN LÍDER“Algunas personas que no conocieron de cerca al doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, tal como nos tocó a quienes fuimos sus compañeros de prisión y tuvimos la oportunidad de escuchar las discusiones en el plano político, social y económico se planteaban en la prisión entre los compañeros preparados y más versados en estos asuntos”, consideró Cueto. Cuando escuchaba a Manolo, dijo, valoraba en su justa dimensión sus planteamientos. En esos debates participaban José Fernández Caminero, Papito Sánchez Sanlley, Rafael Alburquerque Záyas Bazán, Alfredo Manzano y Máximo López Molina, entre otros. Sólo se ponían de acuerdo cuando Manolo hacía su intervención. “Esas ponderaciones eran hechas con justeza, realismo y siempre en defensa de los mejores intereses del pueblo, a mi entender consolidó el liderazgo de Manolo”, agregó. Dijo que sólo hay que leer las declaraciones que hizo en La 40 para colegir que se estaba frente a un verdadero líder con visión de futuro, pero sobre todo con el más alto sentido de responsabilidad y patriotismo. Además resaltó su natural carisma y su calidad humana. El timbre de un teléfono lo salvó de la silla eléctrica Sentado en la silla eléctrica, lo empezaron a amarrar, primero los pies, después un brazo. Cuando le iban a amarrar el otro brazo, timbró el teléfono. Fernando Cueto, uno de los líderes del Movimiento 14 de Junio en Puerto Plata, acababa de ser llevado a la sala de torturas de la cárcel La 40, un pequeño espacio, con un escritorio que ocupaba el coronel Johnny Abbes, jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. Desde que lo llevaron allí le dieron la bienvenida con un choque eléctrico. “Yo me espanté porque no lo estaba esperando. Caí casi a un costado de la silla eléctrica”, dijo Cueto en entrevista concedida a LISTÍN DIARIO. El coronel Abbes levantó el teléfono y mandó un atención militar que estremeció todo el lugar. Con el auricular al oído hacía señas a los esbirros para que desataran a Cueto. “Yo digo, bueno, quien llamó ahí tuvo que ser Trujillo, porque para llamar un atención por teléfono y pararse todo el mundo en saludo militar...” es la conclusión que tiene el combatiente antitrujillista. Al momento, no se imaginaba por qué ni quién hizo la llamada. Lo desamarraron de la temida silla eléctrica y lo tiraron al piso. Abbes siguió en su escritorio, al lado de la silla eléctrica, que casi siempre ponía a funcionar para torturar a los luchadores antitrujillista, mientras dirigía los interrogatorios. Torturas Cuando lo llevaron a la temible cárcel de torturas La 40, en la que le quitan la ropa, vio un mar humano de hombres en el suelo, desbaratados de los golpes y todos desnudos. Les daban una tanda de golpes sin decirles una sola palabra. Les desnudaban porque también era una tortura moral. Cueto ya tenía experiencia en cárceles y había experimentado las más diversas torturas. Advirtió a sus compañeros que tenían que gritar porque si no lo hacían les daban golpes hasta matarlos. Los golpeaban con azotes de cables eléctricos entrelazados. Uno de los verdugos le dio un “chuchazo” a Cueto en la cabeza, que su rostro fi guró un monstruo pues la sangre brotó a presión hacia arriba rociándolo todo. Le afectó una vena. Alguien gritó: Por la cabeza no le den, ya paren eso. Cueto escuchaba la exclamación mientras sentía que se mareaba. Se arrastró y le pasó por encima al montón de heridos tendidos en el piso en busca de amigos arrestados. No sabía qué hacer con un lápiz y papel que le dieron los torturadores para que pusiera sus declaraciones. “Aquí hay que hablar, aquí al que no habla lo matan”, fue el comentario que escuchó de Juan Carlos Morales, otro de los líderes del 1J4 de junio en Puerto Plata. Morales tenía una úlcera sangrante que lo mataba, tanto así como las torturas que le propinaban. Rafael “Pipe” Faxas había propuesto que involucraran a muchas personas si querían salvarse. Cueto, en tono airado, rechazó bruscamente esa propuesta. Pero el doctor Antonio Vásquez, quien era el director del Seguro Social en Puerto Plata, había dicho que no quería perder el conocimiento porque no quería involucrar a una mujer para que fuera apresada. Cuenta que la realidad que encontraron en La 40 fue terrible. Gritos por donde quiera, los torturadores nerviosos porque estaban sorprendidos de la magnitud del movimiento. “Nosotros ignorábamos cuál era la situación, y cuando llegamos allá, sin preguntar, nos cayeron a golpes mientras estábamos amarrados. Juan Carlos Morales le reveló que tuvo que delatar a Juan Escaño, Fellito Silverio (El Guardia), Félix Gerónimo Escaño Peña (Guancho) y a Miriam Morales. –¿Para qué mencionaste a esa gente?, le preguntó Cueto. –No aguantaba más los golpes... le respondió. Dramático En una ocasión, estaban Cueto y el doctor Antonio Vásquez (de quien resaltó sus admirables condiciones humanas) en una pequeñita celda, donde había nueve personas apiñadas. La pequeña celda tenía una media pared, donde subían tras poner un pie en el sanitario. “Nos estábamos asfi xiando y subíamos por turno a la pared para respirar”, contó. Subió un preso que no conocía, y al parecer perdió la razón porque comenzó a vociferar “Asesinos, bandidos, ladrones”. El hombre accedió a bajar, y los compañeros de celda, entre ellos el doctor Vásquez, le dijo “¡Nos van a matar a todos!”. El hombre no contestó, se sentó en el inodoro. Cueto al formularle algunas preguntas entendió que le respondió: “He visto matar a mi hijo”. Esa persona se llamaba Rafael Noble. Pasaron una, dos horas, abrieron la puerta, se lo llevaron y nunca lo volvieron a ver. Él era el padre del ex jefe del Ejército Eliseo Noble Espejo, quien luego le dijo a Cueto que realmente a quien había visto matar era a un amigo. APORTES DEL 14 DE JUNIO A DEMOCRACIAFernando Cueto entiende que ningún movimiento aglutinó al pueblo político dominicano, como lo hizo el 14 de Junio, la mística, el martirologio y los principios enarbolados. “Fue el mejor aval para el desarrollo democrático de la nación, a pesar de todos los errores y traiciones”, agregó. Dijo que estaban conscientes de la responsabilidad histórica, pues ya como agrupación política y en pleno gobierno del profesor Juan Bosch, la reacción dominicana no asimilaba una reforma constitucional democrática y empezaron las conspiraciones de los sectores más conservadores del país. “Nuestra decisión al respecto fue activar la organización del movimiento guerrillero para enfrentar dicha situación, fue creado entonces la infraestructura del 14 de Junio por un buró político, militar, obrero, campesino, de propaganda y de finanzas”, recordó. Para cumplir con la misión de la infraestructura, Manolo lo invitó a Santo Domingo. –Te necesito para que realices una misión sumamente secreta: Tienes que salir del país, ya tenemos todos los contactos donde debes ir. Le dijo Manolo. Después de analizar la situación, Cueto le expresa que no era la persona para realizar esa tarea. No podía desaparecerse siendo el secretario general del 14 de Junio en Puerto Plata. “La persona indicada es Guancho Escaño”, le indicó. Le argumentó que Guancho podía ausentarse tres meses de Puerto Plata y nadie lo notaba, pues salía para la universidad y tardaba mucho tiempo en regresar. Además, resaltó que se trataba de un hombre íntegro, serio, firme, valiente. “Un compañero que por haber sido militar, lo torturaron hasta la saciedad y jamás pudieron sacar nada comprometedor”. Guancho aceptó, expresó Cueto, y de esa manera se convirtió en el Miguel Strogoff de Manolo, y se entrenó militarmente en Cuba.

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