Siete menores siguen en prisión preventiva

La jueza interina del Juzgado de la Instrucción de Niños, Niñas y Adolescentes de la provincia Santo Domingo extendió ayer por un mes más la prisión preventiva en contra de cuatro menores acusados de matar a siete taxistas, en el municipio Santo Domingo Este, en hechos ocurridos por separado. La magistrada Leidy Alcántara, mediante el conocimiento de una revisión obligatoria de la medida de coerción, emplazó a la fiscalía de la provincia Santo Domingo a presentar acusación en contra de los menores en un plazo de 15 días. Si vencido ese tiempo y no se deposita la instancia, podría archivarse el expediente. La jueza fijó para el 8 de julio la revisión obligatoria de la medida de coerción dictada en contra de los menores con edades entre 15 y 17 años. De inmediato, los menores fueron sacados del tribunal, ubicado en la avenida Venezuela esquina Costa Rica, y llevados a la cárcel de Menores de Najayo, hasta tanto el ministerio público concluya con la pesquisa. La jueza emplazó al ministerio público a presentar acusación en ese plazo tras acoger un pedimento del defensor público, César Quezada, y del abogado Hitler Fatule Chaím, quienes dijeron que la Fiscalía no tiene pruebas que comprometan a sus defendidos en los hechos que se les imputan. La abogada Dania Castillo y Ángel Bergés, del Departamento de Representación Legal de la Víctima de la Procuraduría General de la República, pidió al tribunal confirmar la prisión preventiva de los menores, por entender que existe peligro de fuga y que no presentaron nuevos presupuestos para justificar la libertad de los imputados. Fuera del tribunal de menores se presentaron taxistas y familiares de las víctimas para exigir que condenen a los menores y que se les prolongara la prisión. Los familiares de las víctimas y los taxistas que acudieron al tribunal advirtieron que a los “ladrones” que encuentren en estas fechorías los matarán con sus propias manos. Al concluir la audiencia, se vivieron momentos de tensión cuando los menores de forma burlona sacaban las lenguas a los familiares de las víctimas, desde el autobús que ocupaban y que los llevaría de vuelta al Centro de Corrección de Menores en Conflictos con la Ley, de Najayo, donde guardan prisión.