Sahraa Karimi, cineasta afgana: "Los talibanes tienen miedo de los artistas"
Con el pelo al descubierto y las uñas pintadas de rojo brillante, la cineasta afgana Sahraa Karimi habla con una mezcla de determinación y nostalgia sobre su hogar, sus películas y su huida de Kabul tras la toma de los talibanes en agosto de 2021. Sabe que no tenía muchas otras opciones si quería seguir ejerciendo de cineasta, porque el nuevo régimen, afirma, "tiene miedo de los artistas".
Karimi, hasta la fecha la única afgana con un doctorado en cine y dirección, visitó esta semana Bruselas para participar en unas jornadas en reconocimiento a las mujeres de su país, uno de los colectivos más castigados por el nuevo régimen fundamentalista islámico, que las ha apartado de la vida pública y de la educación.
En su caso, como artista, su situación hubiera sido aún más precaria de haberse quedado. "Los talibanes no creen en el poder del arte y tienen miedo de los artistas", afirma en una entrevista con Efe Karimi, que habla con pasión de como escritores, músicos, pintores o cineastas "pueden a través de su arte provocar cambios en la sociedad y a veces iniciar revoluciones".
La primera señal de desprecio al arte y al entretenimiento por parte de los talibanes llegó con la prohibición de escuchar música. En el caso del cine, el régimen ha cerrado salas de proyección, restringido permisos de grabación y usa los formatos audiovisuales para hacer propaganda. "El cine es una plataforma muy importante si se usa bien, pero también puede ser destructiva", alerta la directora.
Karimi logró escapar de Kabul en un vuelo destino a Kiev acompañada de otros cineastas tras darse cuenta de que cualquiera que fuese su destino lo correrían también otros miembros de su familia, como sus sobrinas pequeñas. "Creo que fue la decisión más difícil de mi vida, porque había vuelto a Kabul en 2012 para quedarme allí para siempre. Para mí, era mi hogar".
Ahora, lamenta, es una exiliada. Pero aún sin el contacto directo con el terreno, con sus compatriotas y sus perspectivas, asegura que trabajará más duro para "dar vida" a las historias de los afganos a través del cine.
"Yo tengo un talento, el talento del lenguaje universal. Cuando hago una película, puedo comunicarme con el mundo, con diferentes culturas y en diferentes idiomas. Es mi deber contar las historias de mi tierra y mi gente. No voy a dejar mi profesión, no voy a dejar de lado mis habilidades de cineasta ni de contar historias", afirma Karimi.
Especialista en retratar a las mujeres de su país, la cineasta se convirtió además en mayo de 2019 en la primera mujer al frente de la agencia estatal de cine de Afganistán imponiéndose a cuatro hombres en el proceso de selección.
"Yo soy una cineasta independiente, así que para mí fue muy difícil ponerme a trabajar con el Gobierno", recuerda. Sin embargo, se vio frente a una institución "destruida" y que "a nadie le importaba", con una "necesidad imperiosa" de que alguien se dedicara a su reconstrucción. "Hacía falta una persona del sector y apasionada y yo estaba dispuesta", cuenta.
Tras una entrevista que duró el triple que la de sus competidores -que no tenían un programa de trabajo, mientras que ella aportó un proyecto de cinco años de duración- Karimi se hizo con el cargo y se puso manos a la obra, sostiene, "con bastante éxito el primer año". En el segundo, los talibanes tomaron Kabul.
"Desafortunadamente, la institución ahora está bajo el control de los talibanes, que están usando todos los equipos y logros que mi equipo y yo conseguimos en los últimos años para su propia propaganda", lamenta.
Desde Europa -ahora vive y trabaja en Italia-, quiere aprovechar el micrófono que se le tiende en las conferencias y jornadas a las que le invitan a menudo para transmitir dos mensajes: el primero es directo a los gobiernos y repite la petición de la que se han hecho eco decenas de afganos desde el pasado mes de agosto: que no se reconozca legitimidad a los talibanes.
"Reconociéndoles, les dan permiso directo para destruir Afganistán", afirma.
A los ciudadanos occidentales, les pide que entiendan a "los que se ven forzados a abandonar sus países y sin quererlo se convierten en refugiados"
"Que sean amables con ellos, que les ayuden a integrarse a una nueva cultura. Son personas educadas, con talento. Solamente necesitan la oportunidad de demostrar sus capacidades. La comunidad internacional debe ayudarles", pide.
Las pistas de esquí se visten de lujo
Inmaculada Tapia
Madrid, 4 feb (EFE).- Las exclusivas pistas de Gstaad, Colorado o Saint Moritz han retomado el pulso y se llenan de aficionados al esquí que se aíslan del frío luciendo diseños de grandes firmas, que se unen a las marcas clásicas deportivas de inverno para ofrecer experiencia, seguridad y lujo.
Chanel, Hugo Boss, Tommy Hilfiger o Balmain lanzan invernales colecciones cápsula para los aficionados al esquí, de monos a jerséis, gorros, pantalones, gafas, bufandas, cascos de protección, tablas de snowboard o esquís, botas y piezas "after sky".
"Perfecta para la pista, fuera de pista y después de la pista", así definen desde Balmain la colección creada en colaboración con Rossignol, el taller situado a los pies de los Alpes franceses, creado por Abel Rossignol en 1907, referente en el mundo del deporte.
Precisamente, ambas firmas tienen una fuerte conexión con la nieve y las montañas, pues Pierre Balmain creció en el pequeño pueblo alpino de Saint Jean de Maurienne, en medio de los picos de la región de Saboya en Francia.
La vinculación de Balmain al esquí viene de lejos, ya que en 1968 fue elegido para diseñar los uniformes del cuerpo técnico francés en los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebraron en Grenoble (Francia).
Olivier Rousteing, director creativo de Balmain, ha querido rescatar ese espíritu alpino de la casa con una nueva colección y un socio que respetara la tradición y la innovación.
La colección de edición limitada está cubierta con el icónico motivo Labyrinth, el patrón gráfico y llamativo que Pierre Balmain presentó por primera vez hace 50 años.
Pero esta no es la única colaboración que desarrolla, Rossignol, que firma también la colección de esquí de Tommy Hilfiger, cimentada en sus colores tradicionales, azul, rojo y blanco.
La colección de esquí de Prada Linea Rossa de esta temporada está diseñada "para la velocidad", comentan desde la firma, para la que ha contado como embajador con el campeón de estilo libre británico-estadounidense, Gus Kenworthy, junto a la ganadora de la medalla de oro de snowboard estadounidense, Julia Marino.
Dior es otra de las firmas que no abandona el clásico deporte de invierno. Por ello, Kim Jones ha creado para esta una colección cápsula que fusiona arte, moda y dominio técnico. Prendas prêt-à-porter y piezas de alto rendimiento, que combinan tecnologías innovadoras con un gran diseño, según detalla la firma.
Los esquís se elaboran en los talleres suizos de AK SKI siguiendo un procedimiento artesanal que conjuga precisión mecánica y la meticulosidad del trabajo artesano. Las letras de “DIOR” se cortan y fijan con suma delicadeza a las tablas, tras lo cual se aplican diferentes capas de fibra de vidrio y resina, creando una original amalgama.
Desde hace tres años, Chanel lanza cada invierno Coco Neige, una serie para practicar deportes de invierno, confeccionada con materiales técnicos que se compone de una chaqueta adornada con doble C, pantalón estampado con las letras de la firma, un traje de esquí inmaculado, plumífero largo gris perla, chaqueta con capucha desmontable y parka con "espíritu gender" (sin género).
También los complementos juegan un papel fundamental, donde no faltan bolsos pequeños para llevar en lo alto del brazo y collares de metal entrelazados con cuero, puntuados con tarjetero, además de estuche para auriculares.
Hugo Boss ha ido más lejos y se ha lanzado al patrocinio de una de las carreras más prestigiosas del esquí alpino de la copa del Mundo FSI, Hahnenkamm en Austria.
Un evento que la nueva estética de la firma muestra con un tipo de grafía más "audaz" -dicen-. La marca también se sumergió en sus archivos de 2002 y presentó una chaqueta de esquí plateada, de edición limitada "que hace un guiño a los logros del pasado y apunta a un futuro innovador y emocionante".
La chaqueta incluye la tecnología patentada Recco, que permite que los rescatistas encuentren al usuario para una mayor seguridad en las pistas.
Confort, calidad y seguridad para practicar un deporte de invierno sin perder estilo en la pista.