La caja china: La dictadura perfecta

"La dictadura perfecta" es la mejor película del mexicano Luis Estrada. Un guion impecable, unas subtramas bien pensadas y una fotografía donde lo plano se trastoca en arte hablan de sus valores estéticos.

Esta cinta, si bien retrata cómo los medios de comunicación pueden “fabricar” a un presidente, por muy corrupto que sea, nos trae un tema revitalizado por la politología en tiempos de enriquecimiento gratuito.

La cinta de Estrada propone una vigencia ejemplar: Cuando un político corrupto es denunciado por un diputado que no teme acudir a los medios de comunicación para llamarlas cosas por su nombre, sus asesores intentan comprar ese legislador. Con esa acción intentan aplacar la ola de publicidad que les viene encima. Como no pueden, se debe utilizar el método de “la caja china”, es decir, crear otra noticia impactante que la denuncia para desviar la atención de la sociedad hacia esa nueva información y, por tanto, le haga perder peso a la denuncia del diputado honesto.

En la película de Estada, “la caja china” es el supuesto secuestro de dos niñas por una supuesta banda de delincuentes comunes quienes exigían a sus padres una sonada recompensa.

Estamos frente a un cine cercano a la realidad. Siempre quedará al margen de la ficción, pero de una ficción muy efectiva en nuestras débiles democracias, llenas de dictadores bananeros.

Y me exculpo porque no quiero ser suspicaz. Ni pretendo que el lector me acuse de abordar temas políticos que no me interesan. Cualquier similitud entre “la caja china” con alguna “figura” presidencial en la historia de la República Dominicana, no es pura coincidencia.