Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

The Call

Entre los géneros de terror y de la ciencia ficción se mueve la ópera prima de Lee Chung-hyun inspirada, según sus productores, en la cinta británica ‘The Caller’ (2011), sobre dos mujeres que viven en diferentes épocas pero conectadas a través de un teléfono.

Pienso en otros filmes con el mismo tema cuya celebridad nadie pone en duda. En el 2000, Lee Hyen-seung impactó con “Il mare”. Seis años después, Hollywood le propuso a su director asumir un remake titulado “La casa del lago”, protagonizado por Keanu Reeve y Sandra Bullock, A fin de cuentas, aquella resultó una versión desafortunada de valiosa producción peninsular.

En 2001, Alejandro Amenábar estrenó “The others” con Nicole Kidman, un filme de culto que ha marcado la carrera de este director.

Ahora, el guion de “The Call” le incorpora al terror el género de la ciencia ficción, siempre recurrido por la taquilla coreana. Sus protagonistas son las conocidas Park Shin-hye y Jeon Jong-seo, siempre obedientes y cambiantes.

La obra destaca los contrastes del color de acuerdo al bosquejo emocional de las protagonistas; una banda sonora inolvidable y unos efectos visuales traumáticos, voladores, capaces de sobresaltar.

No siempre es fácil manejar un material que pone en riesgo las paradojas temporales y cómo afectan nuestras acciones del pasado en el futuro.

The call es un filme asfixiante. La comunicación telefónica entre las dos mujeres que viven en un mismo lugar pero en distinta época, tomará derroteros que las conectará de una forma mucho más perversa.

Las paradojas y las modificaciones en esa línea temporal paralela se efectúan con mucha pericia y encajando bien las piezas para evitar los típicos agujeros de guion e interrogantes que suelen aparecen en muchas de las películas sobre viajes en el tiempo. Es cierto que se presta más atención a lo externo que a lo interno de los personajes. Pero estamos ante una película comercial, no en un postulado psicológico.

Hay que destacar la puesta en escena y la ambientación para conseguir la coherencia interna en cada uno de los dos escenarios temporales. Son efectivos recursos como el blanco y negro para el pasado u otros trucos visuales por el estilo. La fotografía de Jo Young-jik, cinematógrafo que había trabajado con Kim Ki-duk en su Pietà (2012), sabe extraer belleza de la oscuridad y crudeza para la violencia.

Está disponible en Netflix.

Tags relacionados