CINE
El peligro por dejarnos engañar: Sexo, dinero y poder nunca han sido buenos consejeros
La palabra “perdición” puede definirse como la acción de una persona a perderse hacia un sentimiento que le cause daño grave o lo lleve a su ruina. Y esta definición es lo que cabe en la historia de una película estrenada en 1944, titulada en inglés “Double Indemnity” y dirigida por uno de los directores más versátiles en la historia del cine: Billy Wilder.
El afán por conseguir la mujer de sus sueños y un buen dinero llevó a Walter Neff (Fred McMurray) a la perdición donde el jugador lo perdió todo. Esta película singular, del denominado “cine negro”, se ha convertido en una de las grandes producciones dignas de análisis para definir a aquellas personas que son presas fáciles de la tentación del dinero y de la carne, a través de la seducción.
Comienza cuando Walter Neff llega herido a su oficina para dictar un memorándum dirigido a su compañero de labores, Barton Keyes (Edward G. Robinson) donde le confiesa todo sobre el asesinato del señor Dietrichson. En ese momento, el filme hace un ‘flashback’ para comenzar la historia desde el principio cuándo Walter Neff llega a la casa del mencionado señor para renovar las pólizas de seguros de sus vehículos, y conoce a la esposa de este, Phyllis (Barbara Stanwyck). Neff se siente atraído ‘ipso facto’ cuando Phyllis aparece en lo alto de una escalera cubierta en toalla y, como flechazo de Eros, comienza un juego de palabras de doble sentido que eleva a Neff hacia las nubes.
A los pocos días, Neff regresa a la casa del señor Dietrichson, ya que la última vez no pudo verlo; pero vuelve y se encuentra con la noticia que no está. Esta vez, Phyllis se encuentra sola en la casa, sin la criada, y le propone sacarle un Seguro de Accidente a su esposo; pero que él no lo sepa y la única beneficiaria sería ella para repartírselo entre los dos. Inmediatamente, Neff se aleja, discute y la abandona; pero le martilla en la cabeza la idea; ya que se encuentra locamente enamorado, y la dama juega con él, como un titiritero con sus muñecos.
Neff, como conocedor del negocio de los seguros, planea su objetivo con la finalidad de que el asesinato parezca un accidente sobre un tren en marcha; porque de esa manera la compañía de seguros pagaría doble indemnización según la cláusula del contrato. A partir de ahí, comienza el suspenso donde mantendrá al espectador sumamente intrigado y tenso. El guion no tiene desperdicio por la profundidad en el manejo de la psiquis del individuo que es atraído por su deseo hacia la ruina.
La puesta en escena es detallista: enfoca planos de singularidades que serán de mucha importancia para definir los roles donde se destaca a esta “mujer fatal” en atraer a sus presa como cualquier señuelo para una bestia salvaje.
Las actuaciones están excelentes, tanto de ambos protagonistas como del actor secundario Edward G. Robinson, en el papel de Barton Keyes, formando parte de la ecuación para completar un histrionismo dramático que hace de “Perdición” una película envidiable desde el punto de vista argumental y técnico sobre un crimen casi perfecto.
Esta obra maestra del séptimo arte se encuentra disponible en algunos canales streaming para que todo buen cinéfilo pueda disfrutarla .
CLAVES Literatura
Está basada en una novela corta de James M. Cain, publicada en 1935 y se origina en un hecho real, un crimen cometido en la ciudad de New York en 1927.
El papel protagónico está representado por el agente de seguros Walter Neff. Le fue propuesto al actor George Raft, quien se negó a interpretar a un asesino. La elección recayó en Fred MacMurray, un actor de la Paramount Pictures, especializado en cintas musicales.
La cinta fue nominada a siete Premios Oscar, incluyendo Mejor Película. No ganó en ninguno de los renglones, resultando una de las mayores injusticias históricas cometidas contra una obra de arte en estos Premios.
En 1992, la cinta fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.