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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

“El irlandés”, algunas machas

Según mi colega Rienzi Pared Pérez, es mejor avejentar a un joven actor que rejuvenecer a un veterano, por mucha gloria que este último haya legado a la historia del cine. Y tiene razón. Cuando se trata de figuras como Robert De Niro (76 años) Al Pacino (79 años) y Joe Pesci (76 años), siempre se verán las marcas del tiempo oteando en el rostro, o en la forma de andar. Es cierto que la calidad histriónica de los tres hacen navegar a cualquier filme por aguas seguras. Y que un director jamás los rechazaría como protagonistas. Pero ningún maquillaje, doble, peluca o efectos visuales puede contra las marcas del tiempo. Este fue el riesgo de Martin Scorsese con su obra “El Irlandés”, que si bien cuenta con una cinematografía impecable desde todos los puntos de vista (esa cámara de Rodrigo Prieto hace milagros), no puede ocultar la agotadora sensación de sus protagonistas (Pacino, sobre todo), portadores de un esfuerzo sobrehumano para sacar con nivel a los personajes que interpretan. Al que le va mejor es a Pesci, y no por sus admirables registros profesionales, sino por el libreto escrito para su personaje: el mafioso “intelectual”, observador, refinado, exquisito en sus reflexiones y razonamientos: un malvado silencioso que siempre aparece sentado o de pie, sin dar la espalda a nada de lo que se mueve en el mundo de la “cosa nostra”.

La cámara los ayuda. Se enfoca más en los planos primero e intermedio, en captar escenas cortas e intensas. Pero el esfuerzo se nota. Scorsese los prefiere así porque los conoce y sabe lo que da cada uno. Los ha llevado de la mano en una buena parte de su exitosa carrera. No creo que estén fuera de foco. Pero los tres debieron hacer un esfuerzo extraordinario por cumplir la responsabilidad encomendada.

Es imposible ocultar la magia en el cuarto oscuro, entre encuadres y tijeras. Scorsese prefirió romper el ritmo de Sheeran como relator de la historia, para entremezclar dos tiempos pasados: mediato e inmediato. Esto debió significar una labor poco agradable a la hora de montar y desmontar escenas. Dicha peculiaridad no santifica un filme de 209 minutos. Martin Scorsese, a punto de cumplir 77 años (Clint Eastwood cumple 90 en 2020), todavía es “joven”.

¿Lo que importa es el relato cinematográfico? El tema de “El irlandés” parte de una historia novelada. Esto no es óbice para el acercamiento a una verdad relativa. Ni para garantizar la presencia de un espectador que busca el trasfondo de aquellos legendarios antihéroes, encarnados ahora por actores envejecidos, que todavía saben convencer.

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