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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

“One on one”

El maestro Kim Ki-duk le dio continuidad al cine coreano. Su obra ha demostrado la existencia de un pasado y un presente cultural en su país , con excelentes directores y valiosas películas. Como si eso fuera poco, su obra es un ejemplo de su apego a los asuntos nacionales, con marcada crítica a las debilidades de la sociedad donde vive.

No importa la dureza de su discurso cinematográfico. Su impronta y su personalidad creativa nadie puede ponerlas en duda: si Corea del Sur ha trascendido en Occidente a través del cine, en buena medida se debe a su obra.

Varios puntos en común y otros encontrados dentro, se aprecian en su pieza “One on one”.

A diferencia de sus películas anteriores, resueltas en menos de dos horas de duración, la trama se extiende a lo largo de 144 minutos. En ese tiempo se reiteran viejos clisés de su cine, aunque la temática presenta un punto novedoso: la venganza de los “culpables” ante los “vengadores inocentes”.

Algunos momentos del filme, como los primeros treinta minutos, pueden compararse –salvando las distancias, con su exitosa película “Real Fiction”, donde la anécdota prevalece al razonamiento, donde la captura del culpable pasa de rama en rama, igual que las aves se trasladan de un árbol a otro, con muy pocos avisos dejados en el aire.

Sin embargo, “One on one” acusa de un peligro mayor: la ausencia del silencio, uno de los aportes estéticos más sobresalientes de su cine. Aquí los diálogos son intensos, no dejan de fluir, y con una insistencia que a veces va más allá de lo esperado. Este cambio de perspectiva activa cierto sentimiento de monotonía, convierte en reiterativos los procesos de tortura y, muchas veces, el contenido de los textos se repiten.

“One on one” no solo es un dechado de defectos. Sus perfectos encuadres, los primeros planos de esa inmensa fotografía que sale de las siempre seguras manos del director, la vocación neorrealista de la puesta en escena, la escasa suntuosidad de orfebrería y la perfecta localización de los objetos y espacios para desarrollar el drama criminal, son factores que un espectador siempre agradecerá.

Tampoco puede desdeñarse la fuerte crítica a la inoperancia de la fuerza policial del país que obliga, al ciudadano común y corriente, a aplicar justicia por sus propias manos.

Ficha técnica País: Corea del Sur. Año: 2014. Duración: 144 min. Director, guion y fotografía: Kim Ki-duk. Premios: Festival de Venecia, Selección Oficial.

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