El reino

Películas sobre corrupción política van y vienen a lo largo y ancho de la cinematografía mundial. Como la este es un mal generalizado, cada país ha producido, en mayor o menor medida, con aceptable o baja calidad, cintas sobre el tema. Siempre lo más reciente se considera lo mejor. Y por ello cada nueva película sobre la apropiación ilícita de fondos públicos por parte del poder político hace olvidar los grandes momentos que la cámara trascendió con anterioridad.

En materia de corrupción política, España no es segunda de nadie. Ha sufrido de manera impune este flagelo, con una periodicidad espantosa. Es inmensa el ansia nacional por castigar a quienes se han instaurado en el poder para saquear las arcas nacionales a lo largo de los años.

Por ello, filmes como “El reino” llenan los cines, ganan premios y reciben el beneplácito de la crítica. Son útiles, pero son thrillers como otros cualquiera, con la diferencia de la cercanía en tiempo, espacio y lengua. Son necesarios siempre y cuando (como en este caso) cuenten con un buen guion, una lograda fotografía, una banda sonora precisa y sin olvidar que se está haciendo un producto comercial, inmediato, olvidable. En cuanto a la obra mencionada, también tiene sombras. Su relato, al principio, cojea más de lo debido. Pero al entrar en materia, adquiere un ritmo trepidante.

Muchos enfilan los mejores aplausos para Rodrigo Sorogoyen. Pero desde esta tribuna, son más sonoros aquellos que recibe su protagonista Antonio de la Torre. Renovado, distinto, creíble, y metido hasta el tuétano en la disciplina actoral, fue un lujo del director haberle entregado el papel protagónico de esta cinta.

Ficha técnica: País: España. Año: 2018. Duración: 122 minutos. Dirección: Rodrigo Sorogoyen. Guion: Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen. Premios: 7 premios Goya incluyendo Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Guion. Reparto: Antonio de la la Torre, Mónica López, Nacho Fresneda y Josep María Pou. Sinopsis: Un dirigente político es denunciado por los delitos de corrupción cometidos por él, sus amigos y compañeros del partido. En el transcurso de la investigación, el partido decide que él asuma todas las culpas con la promesa de limpiar su imagen en unos años. Él se opone a esta solución y decide luchar contra la maquinaria del poder.