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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

El guardacosta

(2 de 2) Provocador, directo y cargado de una fuerte crítica antibelicista, esta cinta posee magníficos momentos, sobre todo, cuando nos relata el descenso a la locura de dos jóvenes, un militar fronterizo perteneciente al cuerpo de los guardacostas, cuya misión es evitar el paso de espías norcoreanos, y una joven lugareña que durante una noche ve cómo se dispara por equivocación contra su novio mientras mantiene con él relaciones sexuales en la playa.

Sus guiones están escritos para que el propio director pueda tener el control absoluto de la puesta en escena. Él mismo se ha definido como un dictador en su trabajo, motivo por el cuál suele reclutar a principiantes para labores de apoyo técnico. Por ejemplo, las situaciones son redundantes, por lo que sus películas suelen parecer estiradas más de la cuenta, aun cuando son de escaso metraje. A pesar de todo, Kim Ki-duk sabe contar.

Y sus obras impactan.

La historia del soldado Kang es la vida de un fantasma incapaz de adaptarse a la sociedad, y vuelve como un perro a su amo pese a recibir el rechazo generalizado. Y también es la historia de un alma errante como la joven Mi-yeong que ha elegido la locura para superarun hecho violento que le ha dejado marcada.

Sus personajes son figuras habituales en el cine de Ki-Duk, y con ellos a cuestas, al público le es difícil averiguar si “The Coast Guard”, aparte de su mensaje antibelicista, denuncia también la separación entre las dos Coreas, la del amor al abandono o la del raciocinio a la locura.

Su final brillante propone que la violencia salta a las calles y deviene como un espectáculo.

Esto permite que se desmorone la barrera entre el espectador y la realidad, hasta fijarse como una pieza de museo en la memoria del público. Es cuando lo aparentemente irreal y lejano se transforma en algo serio y amenazante.

“El guardacosta” es una de las metáforas más acertadas de toda su filmografía y una película crítica contra la violencia belicista.

La muy lograda fotografía y la completa banda sonora no consiguen disimular este barroquismo de sangre y sufrimiento.

Puede ser, que sea este su primer filme donde comience su dominio del encuadre cinematográfico, donde unos escenarios y naturalezas desoladas empiecen a formar parte de las historias, más que ser un mero acompañamiento. El combate de boxeo en el agua es impactante (que sin duda es lo que buscaba su director) y su salvajismo es hermoso.

Dong-Kun Jang estira su papel hasta el límite. Más o menos, esto es lo que busca siempre el realizador coreano con quienes integran el reparto de sus filmes, llevar las cosas un poco más allá de lo que debiera.

Provocar al espectador es su gran anhelo.

Ficha técnica: País: Coreas del Sur. Año: 2002. Duración: 91 minutos. Dirección y guion: Kim Kiduk. Reparto: Dong-Kun Jang, Jeong-hak Kim, Ji-a Park, Hye-jin Yu, Jin Jeong, Gu-taek Kim,Kang-woo Kim, Yun-jae Park. Sinopsis: En una noche de patrulla militar, el soldado Kang dispara a Young-kil, un civil, mientras éste mantenía relaciones sexuales con su novia Mi-yeong. El suceso provocará un trastorno en la personalidad de Kang quien, sin darse cuenta, comienza un descenso hacia la locura.

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