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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

La venganza en dos tonos: el perdón y la justicia

Dos filmes recientes contraponen propósitos y puntos de vista sobre el tema de la venganza y sus consecuencias directas en aquellos que deciden hacer justicia con sus propias manos. Nos referimos a las cintas “Matar a Jesús” (Colombia, 2017, 95 minutos) de la directora Laura Mora y la “La belleza interior” (Reino Unido, 2017, 107 minutos), del director Michael Pearce. Ambas parten de guiones equilibrados que reflejan el innegable oficio de sus autores en este tipo de escritura cinematográfica.

Y en ambos casos, las protagonistas son mujeres La primera refleja sentimientos encontrados. La vengadora se enfrenta al vengador adentrándose en su vida y provocando determinado sentimiento de atracción para ganar su confianza y matarlo en el momento indicado. Sin embargo, en el transcurso de la trama y mientras conoce el alma de aquel hombre, su contexto familiar y barrial, la necesidad de aceptar por unos pesos cualquier tipo de “encargo” sin mirar del otro lado de la máscara de quién se lo propone, va perdiendo poco a poco el deseo de la aniquilación física. “Matar a Jesús”, entre otros méritos, renueva el tema del sicariato, lo humaniza, lo saca del trillado contexto de la violencia y nos ofrece un cuadro conmovedor donde sale a la luz el alma del sicario, su vacío existencial y la falta de afecto con que ha crecido.

La segunda (con una excelente actriz como Jessie Buckley en el rol protagónico) trabaja la personalidad de una joven rebelde (con el trauma de haber intentado asesinar a una compañera de estudios) quien, sin darse cuenta, se enamora de un asesino en serie que oculta su personalidad y va transformándose en un ser social solidario y laborioso a partir del inicio de esa relación.

El filme transcurre resaltantando sus mutuos sentimientos de afecto y el rechazo social a la joven por mantener esta relación, pues todos coinciden en la culpabilidad de su pareja. Ella, sin embargo, atenida a su rebeldía, lo protege. Al final, cuando se destapa la verdad, ella cambia su actitud y decide aplicar justicia a su manera.

En el cine, las visiones de tragedias similares cambian y fluctúan. En los dos filmes que ahora se comentan sus posibles deficiencias técnicas pasan a un segundo plano, para dar prioridad a la forma e intentos de explorar la psicología humana a través de escenas muy logradas por el nivel del discurso cinematográfico. `Por ese rumbo navegan algunos de sus méritos.

Son obras que se aprecian por la espontaneidad de sus protagonistas para encarnar personajes que arrastran estos traumas. Son cintas destinadas a los interesados en el desarrollo de la psicología humana, los cambios conductales y la necesidad de exponer las sutilezas que se deben tomar en cuenta antes de iniciar una relación sentimental. Y también pueden ser disfrutadas por el más amplio público, ese que solo aplaude la historia a partir de una trama simple, sin percatarse en las inmensas posibilidades interpretativas que puede legar. Ese tipo de espectador aquí puede ser cautivado.

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