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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

Dreams

Nunca una película ha estado tan cerca de la poesía. Ni ha penetrado en el mundo las vivencias personales de su realizador de manera directa. A través de un surrealismo no mimético que se mueve, entre planos intensos y fábulas sublimes, este filme nos convierte en esclavos del metraje hasta el desenlace de la última historia. Así, como si bebiéramos un vaso de agua, transcurren los ocho cortometrajes aparentemente fragmentarios que conforman este filme, que no guardan relación alguna entre ellos mismos, pero que sí provocan en el espectador las reflexiones necesarias sobre el propio acto de vivir, sus inquietudes y obsesiones.

“Dreams”, una de las últimas películas producidas por Akira Kurosawa, es otro ejercicio de maestría técnica. Junto con “Madadayo” (1992) deviene en un diálogo ante el espejo de los sueños y en una búsqueda personal de respuestas ante los grandes miedos humanos. Es, desde esta órbita, la prominencia de un discurso innovador que sabe salir de la estrechez de una primera persona para alcanzar la sinfonía colectiva.

En 1990, Kurosawa ya había dirigido 28 películas, la mayoría instaladas en un prominente sitial de la historia del cine. Ya se había hecho merecedor del León de Oro y del León de Plata en dos ediciones del Festival de Venecia; del Oscar al Mejor Filme Extranjero; y dos Osos de Plata en Berlín. Y lo más importante: tenía un público universal que lo aclamaba, junto al reconocimiento de grandes productores europeos y norteamericanos quienes financiaron sus últimos proyectos. “Dreams” derrocha hermosura por sus cuatro costados. Es un filme colmado de ilusiones y desencantos; inocente y tierno como si fuera narrado con la intuición de un niño esperanzado en despertar a los seres humanos de los avatares conformistas del pasado fin de siglo. El guion transcurre sin golpes efectistas porque no solo está bien escrito, sino concebido sin excesos ni petulancias. La banda sonora de Shinichiro Ikebe combina la música local con obras clásicas como el Preludio N∫15 de Chopin. Este filme se rodó íntegramente en Japón, en las ciudades de Shizuoka, Tokio, Hokkaido, Yokohama y Kanagawa lo que le permitió al director recoger los paisajes locales con colorido, hermosura y fuerza visual. La puesta en escena sobresale por su sobria finura. La dirección de actores vuelve a ser otro de los grandes méritos de Kurosawa, que también se lleva las palmas por lograr que Martin Scorsese interpretara el personaje de Vincent Van Gogh en el relato “Los Cuervos”, uno de los más impactantes del conjunto, junto a “El túnel” y “La ventisca”. La atmósfera cinematográfica mantiene su misterioso dramatismo. El encanto oriental, está presente tanto el música como en el paisaje, en la ambientación y en el delicado manejo del vestuario y el maquillaje toda vez que las historias contienen, entre unas y otras, visibles diferencias de tiempo y espacio.

“Dreams” es una película que avanza con una lentitud. Pero para quienes gustan del cine verdadero resulta una experiencia cultural inolvidable.

Ficha técnica: Título en español: Los sueños. País: Japón. Año: 1990. Director y guión: Akira Kurosawa. Productores: Steven Spielberg y George Lucas. Duración: 120 minutos. Reparto: Yuri Raksha, Maxime Monzouk, Akira Tereau, Mitsuko Baisho, Mieko Harada y Martin Scorsese. Sinopsis: En ocho cortometrajes, considerados como el testamento del maestro Akira Kurosawa, se recrean temas como la inocencia de la infancia, la ecología, las artes, la destrucción, la soledad, la traición y la muerte.

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