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CINE

El agente de C.I.P.O.L.

Una buena película de acción, sin nada que la eleve estéticamente. Hay golpes y disparos a granel y no podemos negar que pasamos más o menos bien el rato.

Detalles. Encontramos toques del estilo de Guy Ritchie en algunos detalles, como, por ejemplo, en escenas violentas respaldadas sonoramente por hermosas canciones de amor italianas.

Detalles. Encontramos toques del estilo de Guy Ritchie en algunos detalles, como, por ejemplo, en escenas violentas respaldadas sonoramente por hermosas canciones de amor italianas.

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Armando Almánzar R.Santo Domingo

No lo vamos ahora a negar: pasamos buenos ratos viendo “The man from UNCLE” en la TV entre los años 1964 y 1968. Robert Vaughn, como el CIA Napoleón Solo, y David McCallum, como el soviético Ilya Kuryakin se desempeñaban con cierta soltura y carisma como los dos agentes secretos de naciones enfrentadas que resolvían casos peligrosos.

Ahora, 47 años después, nos llegan otros chicos un tanto más sofisticados en sus roles: Henry Cavill (el Superman más reciente) es Solo, y Armie Hammer es Ilya, que cambia el algo esmirriado físico de McCallum por un fornido mozo propenso a ataques psicóticos.

Pero lo historia, en resumidas cuentas, no se sale demasiado del trillo surcado por las creadas por Sam Rolfe en el pasado. Estamos en 1963, Berlín está dividida en dos sectores por el famoso muro, y Solo entra a esa zona prohibida como cualquiera de nosotros iría a Villa Mella o a Honduras. La bomba atómica es el arma temida y ansiada y, como ambas potencias la tienen y en buena cantidad, resultaría imposible que se unieran para quitársela los unos a los otros. Por esa razón tiene que existir, entonces, un malo que sea peor que los rivales ideológicos, que resulta ser un italiano cuya hermanita, bonita por supuesto, es la verdadera villana del grupo, muy a pesar de las ansiedades de extorturador nazi con cara de loco simpático con su silla eléctrica propensa a averías convenientes.

Para echarle algo de sal y pimienta al cuento, desde el principio Solo e Ilya están enfrentados y su rivalidad llena toda una secuencia trepidante para demostrarnos las maravillosas habilidades y fuerzas de cada uno, con el resultado deÖ un empate técnico, porque las fuerzas y destrezas tendrán que reservarlas para los verdaderos rivales, y porque tiene que surgir un interés romántico para darle sazón por otros lados del espectro.

Y hay acción, movimiento, golpes, disparos a granel, muertos en todas las esquinas, y no podemos negar que, a pesar de sus casi dos horas de desarrollo, pasamos más o menos bien el rato.

Ahora bien, teniendo en la cabecera a Guy Ritchie como director y coguionista, esperábamos más de ese estilo que linda con lo grotesco en algunas de sus mejores películas como “Snatch” (2000) y sobre todo “Lock, Stock and Two Smoking Barrels” (1998).

La presente es más comedida y encontramos toques del estilo Ritchie en algunos detalles, como, por ejemplo, en escenas violentas respaldadas sonoramente por hermosas canciones de amor italianas.

No mucho que expresar sobre Henry Cavill y Armie Hammer o Alicia Vikander: hacen lo suyo sin aspavientos, pero sin mucha relevancia. Y ese papelito de Hugh Grant nos hace pensar que el británico anda en malas.

No más: una buena película de acción sin nada que la eleve estéticamente.

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