Rodaje
“John Wick”, se les pasó algo la manita
En efecto, aunque se puede afirmar que no nos aburrimos viendo este “thriller”, luego de pasada la primera hora sin parar de contar muertos nos resistíamos a pensar que iba a seguir el desfile. Esta historia original de Derek Volstad es una fórmula que viene arrastrándose desde hace décadas y que ha sido usada y resobada muy en especial en el “western”: la idea de la venganza. John Wick no tiene nada de original como personaje: es un matón de la mafia rusa que se ha retirado por haber encontrado el amor de su vida. Cuando las circunstancias le empujan de nuevo a la acción a la que estaba más que habituado, por la cual había creado fama, usted, como espectador, se regocija cuando los mismos villanos se sienten estremecidos al comprobar que, por la metida de pata de un joven hijo del capo mafioso Viggo Trasov, hasta este mismo, un hombre poderosísimo, empieza a mover sus fichas para contrarrestar lo que les viene encima. Lo mejor que tiene la puesta en escena es un tinte oscuro y sardónico que rodea y condiciona los hechos violentos, detalles como el “servicio de limpieza” al que acude Wick luego del tiroteo en su casa y luego Winston cuando lo sucedido con la Sra. Perkins; ese tinte negruzco, esa manera a medias algo risible de presentar lo sangriento, lo mortífero y cruel, es por lo menos un detalle original. Sin embargo, como en otros tantos filmes de este tipo, causa extrañeza comprobar cómo se producen tiroteos con muchos muertos en diversas oportunidades sin que asome ni siquiera por casualidad un policía, a menos que sea ese que toca a la puerta de Wick para preguntar por los “ruidos extraños que molestan a los vecinos”, que es algo de lo que sí nos gusta en el desarrollo, pero que es algo de apenas un par de minutos y no oculta la ausencia total en otros casos aún más escandalosos. Keanu Reeves, Willem Dafoe sin nada destacable, Michael Nyqvist como Tarasov padre. Se pasa el rato, escuece ir contando los muertos, apostamos a que nadie acierta a decir cuántos fueron, pero, claro, eso gusta.