Una lección de vida en 90 minutos

Viviendo las emociones de esta copa de la FIFA 2014, que se está jugando en Brasil, he disfrutado y aprendido mucho sobre Fútbol que es el deporte más popular y practicado del mundo. Sin embargo mi aprendizaje mayor fue encontrar la similitud que tiene la vida con este apasionante deporte. Como jugadores que somos de nuestra propia historia, hago conciencia sobre la diferencia que obtendríamos en los resultados, si en vez de quejarnos, culpar a otros o tirar la toalla sin llegar a la meta, asumiéramos la actitud de seguridad, fortaleza, perseverancia y coraje que nos modelan estos jóvenes que lo dan todo por lograr el triunfo. Cada quien se encuentra en su mundial personal y aunque tenemos más de los 90 minutos establecidos para cada partido, no logramos llegar a ser quienes soñamos o a desarrollar nuestro máximo potencial, ni siquiera aprovechando los tiempos extras. Este mundial nos ha regalado excelentes encuentros, hemos visto a jugadores de altos rendimiento preparados física, mental y emocionalmente. ¿No deberíamos nosotros hacer lo mismo para las áreas que hemos decidido desarrollarnos? Todos queremos anotar goles, a todos se nos presentan retos y dificultades, no hay quien se escape a una tarjeta amarilla o roja, de un penalti y hasta de una lesión que nos saca del juego en cualquier momento. Si la vida la viéramos como un juego también tendría sus reglas. AprendizajeAprendamos de estos futbolistas: Su actitud es siempre de victoria, su norte nunca darse por vencidos porque el reloj no se para y cada segundo cuenta, aun cuando quizás sienten deseos de abandonar, tienen la certeza que en el último minuto todo puede cambiar. Saben que existen factores que podrían afectarles, sin embargo se mantienen atentos y activos. Tienen la humildad de hacer un pase cuando no están en una buena posición y con paciencia esperan un buen chance para patear. Han aprendido que sus oponentes de hoy en cualquier momento se convierten en sus aliados, como parte de un equipo hacen lo que les toca hacer, respetando a sus compañeros porque al final el resultado será de todos. El triunfo será de quienes no pierdan de vista el objetivo ni el ritmo de quienes mejor manejen sus emociones.