CINE

“Wolverine inmortal” El extremo opuesto

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Armando Almánzar R.Santo Domingo

No hay mucho que inventar con “The Wolverine” en relación a lo que habíamos imaginado al ver los avances. Como “Pacific rim”, como “The Lone Ranger”, esto de cine apenas tiene la superficie, cine porque de alguna manera hay que llamar al asunto, cine porque se proyecta en una pantalla como es costumbre, cine porque se presenta en una sala con butacas y, como desde hace más de 100 años, se paga por entrar para fundirse en las sombras de la sala, para quedarse solo frente a las imágenes que saltan frente a tus ojos extasiados. Wolverine es otro show de acción, un tropel de enfrentamientos a espada, a flechas, a golpes y, como en “Pacific Rim”, con el ya acostumbrado “motrúcalo” para que el pleito entre el fenomenal héroe y el villano resulte la culminación del bochinche. Por más vueltas que quieran darle al asunto, es una historia de rutina, aunque el Logan presencie la explosión de la bomba atómica en Nagasaki y, claro, él no va a morir porque es, se sabe, inmortal, pero se le olvidó a los guionistas que aunque a él no le afecten las letales radiaciones Yashida estaba ahí también y a ese no se le supone inmortal. Pero, a qué hablar de gazapos en un filme que, por lo menos en lo que nosotros respecta, es un gazapo por completo, de principio a fin, de cabo a rabo, desde que decide vengar a un oso hasta que, bobería que desborda el “comic” tradicional, deja a su hermosa enamorada porque “es un soldado” y tiene que continuar su misión, lo cual implica no solamente la necedad de abandonar a una hermosa sino, peor, que ya para el año que viene tendremos otro show de efectos especiales con su banal historieta de fondo y a un señor que ha probado que es buen actor pero que ‘por la plata baila el mono’ : Hugh Jackman.

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