DÍAS DE CINE
“El juego de la fortuna”
BRAD PITT, PHILLIP SEYMOUR HOFFMAN Y JONAH HILL ESTÁN A LA CABEZA DEL REPARTO DE ESTE FILME DIRIGIDO POR BENNETT MILLER
Si a usted, que está leyendo estas líneas, le entusiasma el juego de pelota, o sea, el baseball (porque juegos con pelotas son muchos), estamos por completo seguros de que “Moneyball” le va a gustar, y mucho. Sí usted, que también está leyendo estas líneas, no es un apasionado de ese deporte (como nosotros, por ejemplo), de todos modos estamos en lo absoluto seguros de que “Moneyball” le va a gustar, y mucho. Y eso creemos, sostenemos que es así porque, lo hemos repetido muchas veces durante tantos años escribiendo y hablando sobre cine, con cualquier tema se puede hacer una estupenda película, en cualquier género, no importa cual sea, puede hacerse un film excelente. Porque “Moneyball” cuando algo que sucedió realmente en 2001 cuando Billy Beane (Brad Pitt) era el gerente de los Atléticos de Oakland, un equipo de la liga americana que era muy bueno pero no demasiado abundante en dinero como otros y, de buenas a primeras, al terminar la temporada en octubre, tres de sus mejores jugadores les fueron comprados por otros equipos. En otras palabras, que los As’ quedaron prácticamente desmantelados y sin posibilidades de ganar la temporada regular siguiente. Y entonces Billy conoció a Peter Brand, un analista del equipo de Chicago, y le sedujeron sus ideas sobre el posible rendimiento de los jugadores basadas, esas ideas, en cálculos matemáticos de computadora. Peter no era un hombre del “baseball”, era un graduado de economía de Yale y, cuando Billy quiso aplicar sus teorías en Oakland no solamente se rieron de él a sus espaldas sino que luego tuvo serios problemas con algunos de sus buscadores de talentos y luego con el mismo manager del equipo que, con razón o sin ella, quería imponer su voluntad al hacer la alineación que habría de jugar cada enfrentamiento. De todos modos, valiéndose de su posición privilegiada, Billy impuso su voluntad, logró que los jugadores contratados bajo las ideas suyas y de Peter fueron regulares en el equipo y, vaya, que se dio el milagro en la temporada de 2002: los despreciados Atléticos, a quienes nadie en su sano juicio daba oportunidad alguna para remontar una temporada en la cual iban en el fondo del grupo a mediados de la justa, empezara a ganar juegos logrando incluso empatar un antiguo record de 20 juegos ganados consecutivamente. Bien, y ahora algunos nos dirán: y, si todo eso lo vivieron nuestros más viejos aficionados, si usted lo puede encontrar hoy mismo en Internet oteando en los records de las grandes ligas, ¿qué tiene como para que lo podamos encontrar formidable en una simple película? La respuesta es fácil: tiene a un señor llamado Bennett Miller, 45 años (joven para ser director de categoría), que apenas había hecho antes una película, en 2005, pero que el título de esa les puede decir mucho: “Capote”, un filme que es todo un prodigio, y que nos da la pista para comprobar como ahora logra una obra que es casi un “biopic”. Una fotografía impresionante de Wally Pfister, combinada con tomas reales de juegos de la epoca, con una sonorización que es todo un prodigio de soporte dramático, y con un grupo interpretativo en el cual Brad Pitt no dispara cientos de tiros, no luce modelitos griegos de hace 25 siglos ni balbucea frases sentimentales inocuas, sino que realmente actúa, y lo hace a perfección, y redondea el elenco con la ayuda inestimable de ese regordete Jonah Hill, como Peter, y de Seymour Hoffman como Art Howe, el manager
