DÍAS DE CINE
‘América’
La eficiencia del melodrama
De entrada confesamos no conocer los otros trabajos de Sonia Fritz, documentalista y directora de ficción boricua, ni “El beso que me diste”, del 2000, ni tampoco “Una historia común”, de 2004. Ahora nos ofrece “América”, en la cual es co-guionista y realizadora, un melodrama con ciertas implicaciones muy interesantes. Porque, para comenzar, lo de que la protagonista se llame América no es cosa de casualidad: América es ella, madre de una chica de 14 años, esposa de un soldado norteamericano igualmente boricua, hombre éste duro y abusivo. Y es, precisamente por esos abusos que América tiene que dejar Vieques e ir a dar a Nueva York, donde vive el sobresalto continuo del marido que ve en todas partes en su enfebrecida imaginación, y comparte con otras mujeres, colombianas, mexicanas, la permanente inquietud de tener que vivir en tierra extraña por la fuerza de su indefensión, por la carencia de recursos y bajo el miedo continuo de ser deportadas a sus países de origen, ganando poco dinero precisamente por ser ilegales. En otras palabras, que es América por ser el personaje central, y es América porque esa es la tierra que las acoge y donde sufren la discriminación, los vejámenes, el maltrato económico. Entre los guionistas y Sonia Fritz, como realizadora, se logra una pieza que tiene interés, que nos hace ver lo que es ese tipo de vida, que, en el caso particular de la América de marras, nos hace sentir casi en carne propia lo que es el drama del abuso a la mujer, indefensa muchas veces ante un marido que, si bien puede decirse que “la ama”, lo hace siempre bajo el entendido que de que, como es su mujer, puede hacer con ella lo que le venga en ganas, lo cual incluye el maltrato físico seguido de las consiguientes lágrimas y juramentos de amor y lamentaciones por haber hecho lo que hizo… sólo para volverlo a repetir en la siguiente oportunidad. O sea, que es un buen retrato del abuso, de la vida de los latinoamericanos en Estados Unidos, y una historia bien hilvanada que, para nuestra suerte, no deviene en tontas escenitas de “nuevo amor” porque, si bien hay una incipiente relación entre la bonita América y el bodeguero dominicano Darío, no se permite la Fritz caer en lo meloso y de rutina. Un buen reparto que incluye veteranos como Rachel Ticotin (la madre de América), Tony Plana (Leopoldo), Edward James Olmos (Mr. Irving), combinados (pero no reburujados) con jóvenes eficientes como son Lymari Nadal (América), Yancey Arias (Correa), Marisé Alvare (Elena) y Frank Perozo (Darío), complementa el apreciable guión y la buena dirección de la Fritz. En otras palabras, que es una buena película puertorriqueña, un tema interesante enfocado con seriedad y buena mano, bien escrito, bien interpretado y sin ripios para rellenar, pero sí con la inclusión de detalles de buen humor que hacen más llevadero el drama.