“Somewhere”

Johnny Marco, ese es el personaje central, prácticamente el personaje único del film “Somewhere”, escrito y dirigido por Sofía Coppola. Y ese Johnny Marco es un actor famoso, una especie de Pacino hace 30 años, o de De Niro, o tal vez de Hoffman; en otras palabras, un individuo millonario, en la cumbre de su enorme popularidad, famoso por sus excelentes interpretaciones, un ser que, cuando llega a Roma, le sacan del aeropuerto escoltado por un auto de la policía y dos motociclistas, respetado, archifamoso, acosado y deseado por miles, millones de mujeres en el mundo entero, pero, en especial, por algunas que le tienen a tiro por vivir en su entorno y hacerle hasta lo imposible por estar con él, por desnudarse para él, por hacer el amor con él... Entonces, muchos, la mayor parte de aquellos varones que lean estas líneas a lo mejor están pensando que esa podría ser la vida que ellos siempre aspiraron, que ese debe ser el súmmum del éxito, la culminación de todas las aspiraciones de cualquier hombre. Sí, es posible.Sin embargo, tal vez cuando vean la película ya no sientan tantos deseos de convertirse en un Johnny Marco. Porque este “suertudo”, este señor a quien se le ofrecen todas las féminas, vive inmerso en un tedio existencial que no le abandona más que durante breves minutos cuando disfruta de unas horas con su hija pequeña. Este es el individuo que puede pagar para que vayan a su habitación del hotel dos hermosas rubias a hacer para él y sólo para él un pequeño espectáculo, ante el cual, la primera vez que le vemos, se duerme como un bendito porque eso, que podría ser la máxima aspiración de cualquier macho, a él le aburre, no le estimula. Y, si piensan que su vida es mejor cuando sale con su hija y la lleva a patinar o a Roma o a comer hamburguesas, no se ilusionen demasiado, que llega un momento en que es ella misma, Cloe, quien llora frente a él porque percibe su falta de verdadero interés en ella. Es por eso el final de esta historia de enorme “éxito”: vemos a Johnny Marco que maneja su auto por las afueras de la ciudad, no sabemos hacia dónde se dirige, y se pone de manifiesto a poco que él tampoco sabe hacia dónde se dirige, algo aún más evidente cuando detiene el auto a la vera de la carretera, se baja y camina hacia delante abandonando el vehículo. ¿Será posible que sea este el retrato de un ídolo del cine? Tal vez si este guión lo hubiera escrito un dominicano, un suizo, un egipcio podríamos dudarlo por mejor escrito que estuviera. Pero es de suponerse que una persona como Sofía Coppola, hija de un famoso como Francis Ford Coppola, actriz ella misma durante años, conocedora del ambiente y de muchos famosos y famosas, tiene que estar muy bien enterada de lo que es la vida en ese medio que es el suyo. Por eso su film, que no es cine de aventuras, que no es cine romántico, que es un análisis sicológico, resulta interesante, aparte de haber sido muy bien caracterizado ese personaje por Stephen Dorf, y redondeado por Elle Fanning, la Cloe de la historia. Y por esa misma razón lo recomendamos, no como una gran película, sino como cine serio, interesante y bien logrado.