DESDE LA ÚLTIMA BUTACA
Ashes of time redux
Dirección y guión: Wong Karwai basado en la novela de Louis Cha.País: Hong Kong. Año: 2008. Duración: 93 min.Reparto: Leslie Cheung, Tony Leung, Brigitte Lin, Carina Lau, Charlie Young, Jacky Cheung y Maggie Cheung. Producción: Wong Kar-wai, Jeff Lau y Jacky Pang Yee Wah. Música: Frankie Chan y Roel A. Garcia. Fotografía: Christopher Doyle. Sinopsis: Es la historia de un hombre que vive en el desierto contratando expertos guerreros para llevar a cabo asesinatos por encargo desde que la mujer a la que amaba le rechazó en favor de su hermano mayor. Su corazón herido le ha convertido en un ser solitario a pesar sus encuentros con amigos, clientes y futuros enemigos. I Monótona, pero despiadadamente hermosa, “Ashes of time redux” es un ejemplo de cine de autor. De ese producto que no va dirigido a las grandes mayorías, pero sí a la historia del cine, gracias el derroche de virtudes artísticas que le supo imprimir su director y que, en definitiva, puede marcar pautas para estudios sobre la postmodernidad en el séptimo arte. Además, esta es la nueva versión de la película más ambiciosa y hasta ahora desconocida de Wong Kar-wai, rodada por primera vez en 1994. Para esta versión, el director volvió a rodar escenas, se replanteó la estructura de la historia, añadió efectos especiales y le incorporó una nueva banda sonora. Acudió también a su pareja de “divos” favoritos, Leslie Cheung y Tony Leung para que sacaran adelante el proyecto, junto a su compatriota Brigitte Lin, una actriz a quien le ha confiado importantes roles en otros de sus filmes. Para reconstruir el filme, Wong Kar-wai no siguió el mismo patrón que Michael Haneke con “Funny Games”. Si bien el alemán quiso llevar a Hollywood su cinta más controversial en busca de taquilla, el hongkonés incorporó a su nueva versión, la perfección artística. A primera vista, “Ashes of Time” es una película que, si bien tiene como protagonistas a adiestrados samuraís, no es un filme de acción. La cámara desenfoca y la pantalla se emborrona en un derroche de sublimidad visual que hace imposible saber qué rumbos toman esos personajes. Este filme tampoco trasciende por las coreografías de sus duelos, sino por su estructura cíclica. Muchas veces el mismo guión incentiva el desorden, y obliga al espectador e incluirse como protagonista dentro del rompecabezas. Muchas veces, la cámara se transforma en otro elemento lúdico en busca de ampliar el juego de simulaciones, Llama la atención la habilidad del director de incorporar su tema preferido, el desamor como arista de un triángulo sentimental donde los personajes se destruyen y se autodestruyen ante la autoridad de un artista que parece no importarle mucho que su producto otorgue un toque de poesía a su discurso filosófico. Para los seguidores de Wong Kar-wai. “Ashes of time” constituye toda una insignia lírica, un sublime espectáculo visual donde la soledad vuelve a jugar un papel preponderante en el destino de los hombres. En ella, ser humano aplica el único incentivo que conoce para no ser rechazado: la autoexclusión. Es un filme que mientras se disfruta, propone reflexiones sobre temas tan controversidales como la amistad, la traición, la duda, la venganza, la mentira, el miedo y el poder. En resumidas cuentas, nos puede ayudar a entender ciertas incógnitas de trasfondo humanístico.