VIDA EN LA WEB
Viva, bella y verde Quisqueya
Hoy echo a un lado mi eterno romanticismo y, aprovechando la onda de preocupación social que desde hace meses pregonan tantos aspirantes a cargos estatales, yo también alzo mi voz. No soy simpatizante de ningún partido político, por lo que mis reclamos no tienen nada que ver con que sean blancos, morados o rosados los que estén en el poder. Podrían ser representantes del Vaticano o ángeles bajados del mismo cielo, pero si esos son los responsables de lo que sucede con los recursos naturales de mi país, me disgustan por igual. En este caso me voy a permitir usar una palabra prohibida en mi léxico personal: odio. Porque no existe otra palabra que describa lo que siento cuando veo que acaban con la naturaleza. Yo odio cuando veo que cortan los árboles que alivian a los transeúntes del sol en las vías donde no afectan a nadie (cómo se nota que andan en lujosos vehículos y ya no recuerdan lo que es caminar bajo el sol, los que toman esas decisiones). Odio que vendan el permiso de contaminar con basura (y no cualquier tipo de basura) las playas de mi país. Odio que grandes empresas extranjeras tengan el derecho de tirar sus desperdicios en nuestros ríos y que sean las lilas y los peces muertos los que nos den una idea de lo que está sucediendo con nuestros recursos naturales... Sin embargo, me llena de orgullo cuando veo a jovenes de mi generación lanzarse a las calles, realizar novedosas y pacíficas protestas y pedir que se respete lo que le pertenece al pueblo dominicano, en los casos en que se afecta a la naturaleza. Cambiemos la página en este sentido cobrando conciencia sobre la importancia de preservar los recursos naturales, que, además de aportar belleza a los paisajes, se traducen en salud, bienestar y hasta esparcimiento para todos nosotros. No es solo importante, es prioridad; pues cuando la naturaleza se nos niegue, ¿qué será de todos nosotros? Cuidemos lo que tenemos, pensemoslo dos veces antes de cortar árboles, tirar basura, usar aerosoles o contaminar de cualquier forma. Solo tenemos un país y nos toca a todos cuidarlo.