PALABRAS DE LUZ

La siembra

¡Hola, amigas! Sembrar es la mejor forma de apostar al futuro desde todos los puntos de vista. El que cultiva la tierra asegura la subsistencia y hasta puede procurar la riqueza, el progreso y el bienestar. El trabajo corona la siembra, el cuidado de la misma protege el fruto prometido, la escogencia del terreno donde se siembra, su preparación, su acondicionamiento augura su éxito. La calidad de la semilla encierra la promesa del porvenir con sus potencialidades intrínsecas. La siembra guarda enseñanzas supremas que trascienden. La siembra es una lección de existencia. La parábola del sembrador interpreta con gran sabiduría cristiana el milagro del que siembra y sus tareas. Pero más allá de la agricultura y sus oficios, la maestría de ese trabajo tan antiguo y aleccionador se aplica en muchos casos de la vida de los seres humanos y sus dilemas. El que siembra amores cosecha amores, “porque obras son amores”, así como el que siembra odio cosecha sinsabores, “el que siembra vientos cosecha tempestades”. La siembra de amarguras asegura que se recogerán en el alma los frutos terribles de la pesadumbre, el que siembra malas intenciones cultivaró los agrios productos de una existencia desafortunada. La siembra de la confianza retribuye en confianza nobles actitudes. La tarde paga en oro sagrado las fatigas del día, dice el poeta español Herrera, y el sudor es una corona grave de sal en la frente del labrador, dice Miguel Hernández, el otro gran poeta hispánico. Sembrar es la clave primordial de la vida. Sembrar nobleza y rectitud e integridad asegura satisfacción, tranquilidad de espíritu, reconocimiento, conciencia limpia. La siembra de honestidad se traduce al final en una feliz cosecha de virtud que recogerán nuestros descendientes. Los sembradores de paz recogerán los frutos de la paz. La siembra del arte es la belleza, la de la prudencia y la sensatez la vivencia más correcta y satisfactoria, y la siembra de la humildad y la sencillez concretizará la gloria absoluta de la grandeza. Hay que sembrar cordura para ser feliz, hay que sembrar comprensión, hermandad y perdón para recoger la promesa de la vida eterna.

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