Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

SONAJERO

Hacer las paces

Esta semana tuve el privile­gio de hablar ante 80 muje­res de una institución públi­ca. Mi compa Amalfi Eguren me compartió una melodía de meditación y la utilicé para invitarlas a cerrar los ojos y desanudar juntas el per­dón.

Caminé entre mujeres de distintas edades, roles, con sueños, caminos pen­dientes, desilusiones, trofeos, progresos, dolores. Y nos perdonamos por circuns­tancias inconcebibles: una broma pesa­da, un comentario discriminatorio, por torpedear un proyecto, por acunar un “no me cae bien”.

Y lo más importante, nos perdona­mos a nosotras por ser tan ingratas con el cuerpo, por exigirnos tanto, por asumir­nos mujer maravilla y querer, como di­ce Irene Morillo “hasta fumar debajo del agua”, resultando “una mujer agotada, dividida entre lo que quisiera ser y lo que demanda la sociedad”.

A partir de ahí, sentimos los hombros más livianos. Nos quitamos el peso de la mochila mental y real que nos reta a llevar capa, a salvar y cuidar de todos, a ser para los demás y para nosotras… nada.

Entonces hicimos las paces con noso­tras, con la compañera, con la madre, con la supervisora. Comprobamos que, aunque somos diferentes en color, es­tatura y criterio, las mujeres comparti­mos los mismos retos y padecemos los mismos desprecios. Ante las mujeres que labran diariamente en Coraasan me nutrí de una energía especial. Llevé algo para compartir y salí colmada de brío, confianza, compromiso. Y recor­dé a Gianny Liranzo cuando me dijo: “las mujeres debemos perder el miedo a compartir experiencias reales y cono­cimiento. Esto es como la metáfora de la vela: su luz no se hace más pequeña porque se use su fuego para encender otras”.

Mujeres: abatir la rivalidad cultural­mente impuesta es la meta, si queremos superar el lastre de la inequidad.

Tags relacionados