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Abusos se previenen con atención

Los profesionales de la psicología recomiendan estar muy atentos a cualquier signo que pueda presentar el infante, pues es ahí donde está la clave para evitar y ayudar. ISTOCK

Los profesionales de la psicología recomiendan estar muy atentos a cualquier signo que pueda presentar el infante, pues es ahí donde está la clave para evitar y ayudar. ISTOCK

La posibilidad de un caso de abuso hacia un allegado es algo a lo que la mayoría le teme, especialmente si es padre o madre.

Independientemente de las secuelas físicas que desencadena directamente la agresión producida por el abuso físico o sexual, todos los tipos de maltrato infantil dan lugar a trastornos conductuales, emocionales y sociales, según afirma Yaira Rodríguez, psicóloga clínica y terapeuta familiar.

Sin embargo, puntualiza que la importancia, severidad y cronicidad de estas secuelas depende de la intensidad y frecuencia del maltrato, las características del niño, el uso o no de la violencia física, relación del niño con el agresor, apoyo intrafamiliar a la víctima infantil, acceso y competencia de los servicios de ayuda médica, psicológica y social, entre otros.

Testimonio Brenda Muñoz es una joven que testimonia cómo sus tutores obviaron el abuso por el que estaba pasando, pues a pesar de que dejó a un lado su buen ánimo y de que evidentemente le temía a quien le abusaba, ellos ignoraron esos indicadores. Al punto de que en una ocasión manifestó lo que le ocurría y fue reprendida, porque asumieron que ella mentía.

“Te sientes abandonada, aun sin ser abandono físico. Estás a la merced de tu verdugo y nadie lo ve ni lo quiere ver. Hay que poner atención y brindar un voto de confianza”, expresa Muñoz.

Indicadores “Los niños cambian siempre que hay un abuso”, indica Katherine López, orientadora pedagógica, quien agrega que siempre hay cambios fáciles de percibir, como: el niño se muestra pensativo, con dificultad para conciliar el sueño y pesadillas, presenta bajo rendimiento académico, una conducta agresiva, se aíslan, pérdida del apetito, tristeza, entre otros; puntos en los que coincide con Rodríguez.

La orientadora, quien es madre de dos infantes, recomienda que como padre o tutor lo primero que se debe hacer es fomentar la confianza con los niños, para que se animen a comentar una situación de ese tipo, y vean en su guía a un apoyo.

Por esta razón, entiende que “nunca es demasiado temprano para hablar de estos temas con los hijos”. Considera, además, que desde muy pequeños se les debe enseñar a crear límites; decirles cuáles son las partes que no se deben dejar tocar y por qué.

Procedimientos “A la posible víctima debemos escuchar sus dudas y responder a sus preguntas con sencillez y serenidad, demostrándole confianza para que exista una mejor y mayor comunicación, expresándoles aún más afecto, y así el niño depositará confianza y te informará que está en riesgo de ser abusado”, explica Rodríguez.

Recomienda enseñar el nombre correcto de sus genitales, como pene o vulva y las distintas partes de su cuerpo; empoderar al niño de que su cuerpo les pertenece y que nadie debe tocarlo si ellos no quieren; no obligarlos a abrazar y besar a personas; establecer empatía y comunicación efectiva con él, crear un vínculo afectivo e interactivo, y resolver sus problemas de una forma positiva y no violenta; y explarcarle la diferencia entre una expresión de cariño y una caricia sexual.

Centros educativos. Apoyo. López sostiene que la escuela es un apoyo para las situaciones de abuso en sus distintas formas, ya que puede ayudar orientando a los padres y estudiantes en los temas pertinentes.

En caso de notar una situación delicada, el profesional debe hablar con los padres para concienciarlos y, dependiendo del caso, acudir a las vías legales competentes.

Se debe asumir el rol de padre de forma completa, no parcial; eso implica muchas responsabilidades.

El apoyo siempre debe estar presente. ISTOCK

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