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CACAO

Una forma de vida que resurge con las lluvias

Campo de Altamira,donde la esperanza ha vuelto con las recientes lluvias. ONELIO DOMÍNGUEZ/LD

Campo de Altamira,donde la esperanza ha vuelto con las recientes lluvias. ONELIO DOMÍNGUEZ/LD

Al llegar al área de los campos de arroz, el sol estaba oculto, a pesar de ser casi media tarde, lo cual generaba una sensación térmica más elevada de lo normal, y que hizo afirmar a uno de los trabajadores del campo “esa cae seguro”, quien continuó sus labores después de una breve parada.

Otro de los trabajadores expresó que ya hacían falta algunas lluvias como las que en los últimos días han impregnado la tierra para el trabajo agrícola, pues por la sequía tan prolongada y por la disposición el Ministerio de Agricultura, no podían iniciar con los trabajos de siembra, cuestión que los tenía sin producir el sustento de sus familias, donde algunos son la única fuente de ingresos para su hogar, como es su caso, con una esposa y cuatro hijos.

La tierra lucía húmeda, y los jornaleros acalorados, pero felices, parecido a cuando por fin lo tan esperado llega.

De ese mismo modo se podía ver todo el entorno; árboles más verdes, con retoños, con aún algunos indicios de que hubo un mal tiempo, lo cual es característico en casi toda el área, al transitar por la avenida.

La esperanza líquida

El panorama es todavía más esperanzador en varias de las localidades de Altamira, en Puerto Plata. El recorrido se había dividido en dos días, porque las inclemencias momentáneas de la lluvia así lo dispusieron.

La parada fue en Quebrada Honda. Allí, al tomar la ruta hacia la comunidad Los Rincones, algunas historias llamaron la atención. Negro Pallero, un hombre que se dedica y ha vivido durante más de 50 años de la agricultura, testimonia que lo más difícil de la sequía fue el no poder salir a trabajar como lo había hecho siempre.

Duró cerca de tres meses sin trabajar y sin producir, con hijos que mantener y necesidades que cubrir. “Nunca había estado tan mal”, expresa con cierto pesar en su voz.

Así como él, su hijo Joselito se encontraba en un momento muy difícil en ese momento por la falta de lluvia. No tenía de qué producir dinero y estaba acostumbrado a trabajar en su tierra sin necesidad de realizar labores de un día, “pero era obligado hacerlo”, apunta.

Con estas lluvias, la esperanza por la producción de cacao, que es un cultivo de los principales para ellos, vuelve a tener base

La calle de allá, con las recientes lluvias son más fáciles de transitar, puesto que el polvo que abunda cuando está muy seco no está para nublar la vista ni ensuciar los vestuarios. Esa es su realidad, y con sequía se vuelve ajena.

A todo esto se le suma el caudal del río. Aunque luce con una apariencia entre verde y amarillo, producto de la tierra que levanta a su paso la lluvia, al menos tiene forma de río, y no “cañada”, según explica una señora que reside próximo al él. Al mediodía un sol muy cálido calentó los últimos pasos del recorrido.

CLAVE

Situaciones. Limpiar era una tarea casi imposible con tanto polvo, y economizar el agua era un atarea obligatoria, a pesar de conservar un tiempo de acueducto por gravedad que llega desde las lomas de esa comunidad. Muchos árboles se secaron, y hubo que cortarlos. Las flores estaban marchitas, pues el sol y aridez era tal que no bastaba el agua que se les echara, siempre tenían la apariencia de necesitar más.

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