Ojos para ver

El 2019 inició patas arriba. Venezuela desabastecida dividida. Sangrada económicamente por los gobiernos. El país es botín y esclavo de intereses políticos, azuzados por potencias también en Litis. Todo por amasar poder, por dinero. Eso es lo que está en juego mientras el pueblo padecerá los muertos, el hambre, la impotencia, la conmoción.

En República Dominicana continua el circo Odebrecht con el hombre del maletín, Ángel Rondón, ®dispuesto a llegar a un acuerdo con la Procuraduría para buscarle una solución al caso de los 92 millones que la empresa brasileña entregó en sobornos, pero con la condición de no devolver el dinero®. Subraye lo último y ríase para no morir ante tal descaro.

Mientras tanto, Claudio Caamaño colgó en Instagram (la red que le ha servido para despotricar la corrupción), una imagen con Ramfis Domínguez Trujillo, con quien habló de ®muchas cosas que les unen®.

Claudio, hijo de Claudio Caamaño Grullón, fallecido combatiente constitucionalista que luchó por la democracia y contra los gobiernos de Balaguer, estuvo (lea bien) en la casa de Ramfis, el nieto de Trujillo y el hombre del fraude de más de 125 millones de pesos perpetrado en el Banco Nacional de la Vivienda durante el año 2007.

Su frase “Sin interés de borrar el pasado, debemos tener la madurez de mirar hacia el futuro”, no justifica, no borra dolores hondos como el que ahora pisotea.

La foto de ambos me recuerda a Dedé Mirabal, la sobreviviente a la matanza ordenada por Trujillo contra las heroínas de Ojo de Agua. Muchas veces Dedé fue invitada al Palacio Nacional por el entonces presidente Joaquín Balaguer. Y nunca fue. Hay cosas, como la dignidad que no la compra el dinero ni el arribismo político. Claudio hijo parece no saberlo.