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SONAJERO

¡Resetéate!

Tachar de loco a un hombre violento es exculparlo. Decir que ®ella se lo buscó® es ser cómplice de la agresión, de la violación. Que un hombre te cele, hostigue, rodee, se te aparezca en todos lados, no es un hombre ®que da la vida por ti®. Al contrario, es quien te asume como un objeto de su propiedad, como algo que debe controlar y el amor, resetéate, no es un grillete.

La cultura machista, tan enraizada en el día a día dominicano, es un desafío constante. Sacarnos la basura de la dominación y la discriminación que afecta a las niñas, a los niños, a las mujeres es un esfuerzo que debe empezar por cada quien.

Que hasta los abuelos opinen si una niña se corta o no el pelo, es motivo de revisarnos. Si vemos con gracia que el varoncito tenga varias noviecitas, hay que resetearse. Y, encima, si motivamos a las niñas a contonearse desde temprano, en círculo de aplausos, con golpes de cintura y video para las redes, debemos estar presos.

Toda la desigualdad que pesa desde temprano sobre las relaciones interpersonales, es un abono silente a la violencia de género. República Dominicana entierra anualmente la vida, los sueños, las familias de cientos de mujeres. Y a pocos le importa.

Es preciso educar desde temprano. Aprender a vivir los duelos sin tener que matar al otro, o a la otra porque concluyó la relación. Con el objetivo de trabajar desde la juventud, fue ideada la campaña “Resetéate: acabemos con la violencia hacia las mujeres”. El plan, resultante de un estudio, evidenció que en nombre del amor romántico se cometen toda clase de abusos que atentan contra la libertad y el derecho a la intimidad. Por ejemplo: un 78% de jóvenes de ambos sexos dijo que revisar el celular de la pareja no es una forma de ejercer la violencia y un 76% piensa que los celos son muestra de amor.

Además, con respecto a las agresiones sexuales el 81% de los hombres entre 15-19 años dijo que a veces las chicas se hacen las difíciles para tener relaciones sexuales. Dicen “No”, pero en realidad quieren decir “Sí”. Son datos alarmantes presentados recientemente. Y son razones para resetearse por la vida, por la salud y los derechos de los seres humanos.

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