SONAJERO
A modo de repaso
Una novela contada durante 365 días.
Una flor marchitada por un “golpe contundente”.
Una flor subestimada desde el principio, por ser pobre, por ser del campo.
Un aborto clandestino, como los miles que se practican (patrocinados) en el país.
Una maleta dejada en el camino, con el cadáver de la madre y la huella de su bebé de cinco meses.
Una lucha de argumentos en una sala pequeña, custodiada por enmascarados.
Un pueblo pendiente de gritar la amarga impotencia
Una madre vestida de color el día que creyó tocaría el manto de la justicia.
Otra madre cómplice celebrando en sus adentros la libertad que tendrá en pocos días para cabildear mejor la de su hijo.
Una historia de 20 millones visibles que probablemente no lleguen a los bolsillos de la familia.
Millones -que de llegar- no cubrirán jamás el abismo del dolor.
Una lluvia de transmisiones para captar “en vivo” la desgracia ajena, el silencio, la pesadumbre.
Un juez justificando con suma teatralidad, la sentencia que vendría después.
Muchos hombres pobres y armados protegiendo a los verdugos de la flor Emely Peguero Polanco.
Ni un guachimán voluntario cuidando los pasos de Adalgisa y Genaro.
El resabio de un país ventilando por WhatsApp y las redes sociales.
La ciudad de El Jaya respirando inconformidad en la calle.
Los genios del análisis apuntando que la ley es la ley y que los jueces “fueron valientes”.
Una sociedad que aplica la ley a conveniencia, ante personajes favoritos.
Y una justicia útil para quien pague el traje, a la medida de las circunstancias.