La felicidad

Aunque vivas de lo que amas y actúes acorde a lo que crees, si andas a pie no eres exitoso. En este pedazo de isla el éxito se mide por las posiciones, los cargos, los teneres.

La modestia de conservar un vehículo en buen estado, no es motivo de elogio. Al contrario, eres ‘duro del codo’ si en los últimos diez años te desplazas en el mismo carrito. El aplauso suele llevárselo quien cambia de carrocería constantemente, se va de viaje empeñando la madre y celebra fiestas sin tener un “kikí”. ¡Ah! Y las comparte en Instagram, por supuesto.

A Ismael Cala, el luto y la culpa por abandonar la fama que le endosaba la cadena CNN lo soltaron luego de un año. Le dijeron loco, por dejar esa gran audiencia para lanzarse solo a la mar de las conferencias.

Y por ahí anda, vestido de negro, accesible siempre, manejando estratégicamente la comunicación, el mercadeo y las redes sociales, en bien de difundir las bondades de lo que llamó CALA: ‘Constante Aprendizaje para el Liderazgo exponencial en Acción’. O sea, un tipo de líder enemistado de la avaricia, el ego, la apatía y el egoísmo. Un liderazgo basado en el aprendizaje constante y el servicio.

En la nueva senda aprendió a desaprender hábitos del pasado que trastocan la plenitud del presente. Además, expone la importancia de dejar de ser pelota que se mueve al compás de la opinión de los demás.

Ismael Cala descubrió y lo comparte ante pequeñas y grandes audiencias, que la felicidad está en el servicio. Y sabe muy bien que quien sirve con amor será una persona recompensada. Crecimiento y contribución es el diseño de su éxito, pues él decidió que su victoria y su felicidad no estarían en las manos de las posesiones o en quienes le elogian.

Con su accionar, una gran enseñanza nos ha dejado Ismael Cala en esta tierra donde campea el bulto y el allante. Y donde la clase política tiene mentalidad cortoplacista, de construir lo que sea para dejar un legado inútil pero envarillado.