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Hogar

Una gran huella de independencia

Tomar la decisión de dar el paso para estructurar una vida independiente, tener el mando de un techo... al inicio es menos difícil de lo que parece. Demanda más planificación, si es el primer proyecto que se realiza para definir el rumbo que se quiere en la vida.

Es parte de crecer el salir del nido. Muchos por decisión propia consideran que ha llegado el tiempo de formar un hogar, otros, de manera involuntaria, son impulsados a dar el mismo paso.

La planificación es lo primero Luego de dos años de noviazgo, Luis Acevedo estaba seguro de que había encontrado a la persona ideal; alguien con quien compartir sus metas, así que decidió dar el paso de compromiso para hacerlas realidad, formando una familia.

Antes de tener “una vida juntos”, la planificación de su primer hogar implicó buscar un inmueble adecuado varios meses antes de la boda, y encontrar el banco que cotizara un préstamo con tazas de acuerdo a su presupuesto.

Solo un presupuesto no fue suficiente. Al obtener una casa se debe amueblar, eso significó para Luis tomar un segundo préstamo que comparte con su esposa. Tomando en cuenta sus ingresos, destinaron el dinero para lo “imprescindible”, y esperan comprar “lo no tan necesario”, dentro de un tiempo.

Acevedo añade que crear un plan para “adquirir un hogar propio es la mejor opción; se deben dividir gastos y unificar las entradas, debe existir comprensión y respeto mutuo”.

“Lo mejor es que tienes a alguien para compartirlo todo: los problemas y crisis, las aventuras y felicidad. Es un gran cambio donde reconoces que existen defectos, que hay que aceptarlos o llegar a un acuerdo, porque a diferencia del noviazgo, los malos ratos se viven en el mismo espacio”, puntualiza Acevedo.

Un espacio propio Salir del país y dejar a quienes acompañaron todo tu trayecto de vida para vivir con parientes con los que no existía tanta confianza puede producir un cambio drástico; Johandra Veras vivió esta situación al mudarse a Nueva York.

“Necesitaba mi propio espacio y ser más libre”, asegura Veras. Para ella era un compromiso llevar una buena relación con quienes le acogían, pero no sentía que llevaba una vida cómoda teniendo presente que quien estaba al mando no era su madre, sino el miembro de la familia a la que se adaptaba.

Con solo 22 años, Johandra buscó un apartamento que pudiera compartir con otras estudiantes, para así reducir costos, llevar sus tareas sin interrupciones y descargarse de presión emocional. Para mantener su decisión, tuvo que conseguir tres trabajos. Veras comenta que allá es algo normal, y siente que ha valido la pena, aunque ha implicado un gran costo.

“A pesar de vivir sola y tener tantas responsabilidades, soy feliz, gracias a Dios, porque gracias a las dificultades que me ha presentado la vida, he aprendido mucho, he adquirido mucho conocimiento y madurez que muchas personas de mi edad quizás no tengan”, admite Johandra.

Crecer para cumplir metas Ibenia Ynfante es una joven de Puerto Plata que decidió salir de la casa de sus padres para alquilar una vivienda en Santiago y terminar la universidad. Desde antes buscaba la manera de ser independiente económicamente, pero una casa a su cargo implicó más gastos.

“Acostumbrarme a que todo tenía que pasar por mis manos: la comida, la limpieza de la casa, y producir el dinero para todo”, comenta Ynfante, respecto a lo que considera que fue lo más difícil.

Sin embargo, todos los factores negativos de sus inicios se convirtieron en pequeños, porque había elegido cumplir sus metas y había pasado por peores situaciones. Sus deseos la llevaron a “aprender el valor que tiene cada cosa”. Está finalizando su carrera y entiende que ha crecido considerablemente como ser humano.

¿EXISTEN INCONVENIENTES? No solo hay cambios económicos, también influye la parte emocional, “pues al inicio es difícil, porque vas a iniciar una nueva rutina con otra persona. Extrañas a tus padres al inicio, luego sabes que aunque no vivas con ellos solo debes llamarlos o llegar a su casa los domingos”, expresó Luis Acevedo.

En el caso de Johandra Veras, mudarse sola y asumir grandes responsabilidades ha afectado su salud. Aumentó de peso a causa del estrés, duerme pocas horas al día, y su vida social prácticamente ha desaparecido.

“Llegué a quedarme en la universidad hablando con mis compañeros para no llegar a la casa”, comparte Ibenia Ynfante.

Recomendaciones Daris Cuevas Nin, economista y abogado, recomienda que para llevar el proyecto de vivir independientemente, se debe “tener un ingreso asegurado”. Opina que es fundamental saber de dónde saldrán los ingresos para poder costear los gastos.

Es un compromiso para el que se debe estar preparado, incluso psicológicamente, porque pueden ocurrir adversidades, indica. “Cada caso tiene su particularidad, hay que vivir el momento”, destaca Cuevas.

Puntualiza que alquilar un domicilio puede formar una cadena de compromisos de pagos, por eso es indispensable “no dejar de pagar”, así se evita afectar la reputación y conseguir problemas mayores.

Cuevas precisa que lo mejor es “crear un fondo de ahorros, invertir ingresos para adquirir un bien, compartir los gastos económicos y en caso de imprevistos negociar con el banco”.

Como abogado, Cuevas aconseja “obtener datos de la compañía constructora, ir a la jurisdicción inmobiliaria y a la Dirección General de Impuestos Internos, buscar corredores fiables y ver que todos los documentos estén claros para verificar que el inmueble esté libre de cualquier impedimento”.

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