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Belly Dance: más que un baile, arte que da vida

Durante años se ha tenido una visión social de que algunos bailes y danzas son solo un instrumento de provocación sexual. Con el paso del tiempo, esta percepción ha ido cambiando, tal es el caso del Belly Dance; danza originada en el Medio Oriente, practicada mayormente por mujeres, y considerada por muchos como una vía de esparcimiento para conectar con el cuerpo.

Lendy Gabriel, quien baila Belly Dance desde hace cinco años, considera que esta práctica le ayuda a tener control físico y a trasmitir energía positiva.

Considera que esta expresión artística es de naturaleza sensual, pero que no debe confundirse con lo sexual, y ha de ser respetada como un arte que implica disciplina, con la finalidad de trasformar la mente y el cuerpo de quien lo practica.

Desde la psicología “La música y el baile funcionan como relajante y disminuyen el estrés. Hace que las personas entren en paz consigo mismas y nos ayudan a trabajar ideas erróneas de nuestro cuerpo reflejándose en un cambio de actitud y desarrollando una buena estima”, expresa la psicóloga Aidé Guzmán.

Recomienda la “danza del vientre” como parte terapéutica en dificultades de baja autoestima, pues trae armonía. Añade que esta danza también es importante en el aspecto social, ya que es practicada en grupo.

Aporte físico El ejercicio de esta danza consiste en mover todo el cuerpo, principalmente la pelvis, de una manera firme y dar giros suaves de brazos de una forma delicada.

Katherine López, practicante de Belly Dance por muchos años, explica que entre los beneficios de este, están: disminuir o mantener el peso corporal, tener el vientre plano, y una cintura definida; además de mejorar la circulación sanguínea, ayudar con la flexibilidad, la resistencia y definición los músculos.

López añade que ha visto cómo sus compañeras de danza han logrado verse más femeninas y seguras de sí.

Recursos utilizados Si bien el cuerpo es el instrumento por excelencia de esta danza árabe, centrada en movimientos de caderas, se utilizan otros recursos como son bastones, velos, espadas, alas, entre otros.

Esta práctica, aunque es originaria del otro lado del mundo, se ha esparcido en Latinoamérica y el caribe. En la República Dominicana existen diversas academias que imparten clases de esta exótica danza.

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