Blogs

Soy alérgico a las gramíneas

Avatar del Listín Diario
Daniel DíazBLOGS.20MINUTOS.ES

Durante los diez primeros minutos del trayecto ninguno de los dos dijo nada, solo un mutuo buenos días nada más subir al taxi y el destino de rigor, dicho como sin ganas, apático como su aspecto. Podría tener entre ochenta y doscientos años, arrugas en el rostro como para hundir los dedos hasta la cutícula (el tirante moño en su cabello ni siquiera conseguía ese efecto lifting, o tal vez sí; imagínense sin él), los lóbulos de las orejas estirados hasta casi rozar sus hombros (¿cuánto pesarán esos pendientes? ¿100 kg?) y un cuerpecito similar al de un galgo desnutrido, sólo huesos envueltos en un vestido largo y blanco (como esos huesos para caldo que te envuelve el carnicero). Con ese aspecto tan frágil me pregunté cómo podía tenerse en pie y sin ayuda, o incluso cómo conseguía sobrevivir con semejante edad y semejante porte en esta ciudad caníbal. Pero después de, como digo, diez minutos de sepulcral silencio, sucedió algo que me desconcertó y maravilló al mismo tiempo: bajé la ventanilla, me llegó ese olor a primavera, y estornudé. No fue mi estornudo lo extraordinario (soy alérgico a las gramíneas), sino la reacción de aquella mujer ante aquel explosivo e incómodo momento. Trataré de transcribirlo tal cual sucedió: - ¡¡¡Assschhhisss!!! - Salud – dijo ella. - Gracias. - ¿Es usted alérgico? - Sí. - Me alegro mucho por usted. Levanté las cejas, sorprendido. - De joven yo también era alérgica a las gramíneas. Se me hinchaba la cara y los ojos, parecía que me fueran a explotar. También estornudaba. En uno de esos brotes de alergia, tenía yo 19 años (le hablo del año 35, uno antes de estallar la guerra), mi madre me llevó al médico, al Doctor Robles. Después de hacerle una serie de preguntas a mi madre, el doctor me abrió un párpado con los dedos y dejó caer una gota de colirio sobre mi ojo. El efecto-lente de esa gota amplificó mi visión del doctor con sumo detalle y tal vez gracias a eso, gracias a verle tan grande y tan bello, me enamoré perdidamente de él. Apenas siete meses después el Doctor Robles y yo nos casamos. Él también se enamoró de mí. Tardamos pocos meses en casarnos porque tuvo que marchar a la guerra y quería darme un hijo por lo que pudiera pasar. Y pasó. Un mes antes de que naciera nuestra hija me llegaron noticias de su muerte. Fue fusilado.

Tags relacionados