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Una visita a Cooperstown

Esta semana, mi querido compañero y amigo Rolando Guante y un servidor tuvimos el privilegio de hacer entrega de nuestro libro “Pioneros y proezas de dominicanos en Grandes Ligas” al señor Josh Rawitch, presidente del Salón de la Fama del Béisbol para su inclusión en la biblioteca de esa prestigiosa institución.

La oportunidad de tener una pequeña presencia en un lugar tan especial nos llena de gratitud tanto a Rolando como a un servidor. Esperamos que la mencionada obra pueda ser material de consulta para algunos de los miles de fanáticos que visitan el área de investigación del museo en busca de información.

Esta fue una excelente oportunidad para visitar nuevamente el pequeño pero acogedor pueblo de Cooperstown, con población de menos de 2,000 habitantes repartidos en unos cinco kilómetros cuadrados de superficie.

Cooperstown vive y respira béisbol los 365 días del año, con el Salón de la Fama siendo protagonista en su calle principal “Main Street”, donde también se pueden encontrar diversas tiendas de “memorabilia”, restaurantes, heladerías y demás.

Es un área ideal para caminar, admirar la arquitectura antigua y disfrutar de la amabilidad de los locales, que parecen entender a la perfección como acoger a los miles de turistas que visitan cada año, especialmente alrededor del ceremonial anual de exaltación de nuevos inmortales.

El Otesaga Resort, lugar de alojamiento de los “Hall of Famers” cada mes de julio es realmente paradisíaco y visita obligada para quienes deciden hacer el viaje a este lugar, situado a unos 320 Km de la ciudad de New York.

En cuanto al museo, igual que el vino, mejora con el tiempo. Doy fe de que el video de 17 minutos “Generations of the Game”, proyectado en el teatro llamado “Grandstand Theater” vale por sí sólo el precio de la entrada. Con testimonios de una real constelación de estelares y proyección de los momentos más relevantes del pasatiempo, es un trabajo espectacular.

El área dedicada a Babe Ruth, figura cimera del béisbol, es tan minuciosa como emocionante. Podemos escuchar la voz del “Bambino” y observar el uniforme que vistió el día de su despedida en 1948.

Y ni hablar del área dedicada al béisbol latino conocida como “Viva Baseball” con decenas de artefactos que muestran el impacto de los nuestros a través de las décadas. Ver nuevamente una gorra y guante utilizados por nuestro Juan Marichal, una chaqueta de las Águilas Cibaeñas que vistió Winston Llenas y otra utilizada por Roberto Clemente en sus años con los Piratas de Pittsburgh fue realmente especial.

Igualmente nos encontramos con un espacio dedicado a Shohei Ohtani, principal figura de la actualidad, así como artefactos que celebran diversas hazañas recientes.

Si usted es fanático del béisbol, no deje de planear una visita a Cooperstown. La experiencia vale la pena.

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