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En el espejo de Allen Iverson

Hace unos días, Allen Iverson produjo unas interesantes declaraciones durante la presentación de sus nuevas memorias en el programa “First Take” de ESPN.

Recuerda el habilidoso canastero, integrante del Salón de la Fama del Baloncesto, como llegó a su punto más bajo fuera de la cancha: El divorcio de su esposa Tawanna.

“Cuando estaba sentado en el tribunal, solía ver un partido de práctica entre Sixers y Sixers, o entre Georgetown y Georgetown. Se me saltaban las lágrimas al mirar los papeles del divorcio cuando veía ‘Iverson contra Iverson”, expresó.

En ese momento coincidió con el final de su carrera y una adicción al alcohol, la cual pudo superar y “tras mucho ruego” reconciliarse con Tawanna.

El caso de Iverson puede servir de espejo para los baloncestistas profesionales y para los profesionales de otros deportes.

Como una relación estable -no necesariamente un matrimonio como prefieren algunos - aporta en gran manera para que el deportista se pueda concentrar en su buen remunerado trabajo.

En la NBA, saltan tres ejemplos a la vista que serán tres futuros inmortales: LeBron James, Stephen Curry y el dominicano Al Horford.

A pesar de tener tantos años en la liga, llena de tentaciones de todos los calibres que persiguen a los multimillonarios, estos tres caballeros no solo han podido evadir situaciones incómodas fuera de la cancha.

Se han constituido en fuente de inspiración y ejemplos a seguir, desde ese punto de vista, para los talentos que les siguen los pasos. Ojalá lo sean para los baloncestistas nuestros y nuestros atletas en sentido general.

FASTBREAKS. El torneo superior del Distrito Nacional presenta una situación similar a la que se da cada año en Lidom. Jugadores que comienzan con un equipo, pero luego se tienen que retirar para cumplir con compromisos internaciones o inclusive que no inician o no jugarán en la justa por la misma razón.