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FÚTBOL

El Real Madrid-PSG, donde se juega mucho más que la Champions El partido de vuelta en el Bernabéu remeneará los cimientos del fútbol mundial, gracias a que también influirá en lo político.

EL PARTIDO DE VUELTA EN EL BERNABÉU REMENEARÁ LOS CIMIENTOS DEL FÚTBOL MUNDIAL, GRACIAS A QUE TAMBIÉN INFLUIRÁ EN LO POLÍTICO.

Kylian Mbappé y Karim Benzemá son dos de las figuras fulgurantes del partido del próximo miércoles de la Champions.

Kylian Mbappé y Karim Benzemá son dos de las figuras fulgurantes del partido del próximo miércoles de la Champions.

Cuando Real Madrid puso en la mesa al PSG 200 millones de euros para llevarse a Kylian Mbappé, tan sólo seis meses antes de poder conseguirlo gratis, sabía al tipo de monstruo que enfrentaba. El día 9 de marzo podría cambiar dramáticamente el anhelo de dos capitales: la de España y francesa.

Y de seguro, la fecha será un pandemónium sin importar cuál sea el resultado final, cuando se juega la vuelta en los octavos de la UEFA Champions League.

Entre todo lo que habrá en juego allí está quién se queda con el “niño maravilla” y los títulos futuros que promete, y por consiguiente, adónde quedará parado Catar en su afán –ya obsesión- de tener al galo en la tropa que preside Nasser Al-Khelaifi, en el momento del primer Mundial en los emiratos árabes.

El club que gane inclinaría la balanza en el peso mental que pende sobre Mbappé y una decisión que aún no toma –hasta se daba ya por hecho que la Casa Blanca lo tenía pre-contratado-, cuando las circunstancias parecen “virar la torta” por el moméntum del bombardero francés a todos los ámbitos.

Pero además, Real Madrid tiene toda su carne en el asador con que Mbappé se “irá seguro”, para armar un proyecto, que junto con la apertura de su renovado Santiago Bernabéu –el más moderno del deporte mundial-, le garantizaría ser el más poderoso del planeta fútbol.

Ocurre y viene a ser que nunca antes un jugador –en ningún deporte- había convertido en una cuestión hasta de Estado: no sólo los cataríes (el emir mandó comisión a negociar) lo quieren retener al precio que ponga el clan Mbappé, sino que Francia tiene semanas inmiscuido, con el presidente Enmanuel Macron.

Cuestión “de Estado”

En la sede del Mundial, que tendrá lugar a finales del 2022, requieren que Mbappé sea un jugador perteneciente al capital catarí (la Autoridad de Inversión), como la joya de la corona, donde el mayor motivador es Tamin bin Hamad Al-Tani, un deportista a carta cabal que no quiere perder el plus como la nación del Medio Oriente de la de mayor apertura mundial.

El hegemónico jeque de la península arábiga ha adquirido transcendencia insospechable con sus incursiones agresivas en el capital deportivo, y de ahí que prefiera “perder” cientos de millones con tal de imponerse en lo deportivo.

La situación ha llegado al punto, que el entrenador del PSG, Mauricio Pochetino, pende su cargo de la suerte final contra Real Madrid: si pierde sería un hecho que no seguirá allí en verano (mercado de fichajes).

¿Por qué? Como el atacante francés tiene “la llave de todo”, una de sus exigencias pasa por un PSG más drástico en disciplina, con compromiso de rendimiento en cada jugador, en busca siempre de lo máximo, la Champions. Al técnico se le ve como mano floja. Y sería una ficha a sacrificar sin contemplación. Con igual suerte para el director Deportivo, Leonardo.

Si el PSG no logra pasar de esta prueba y al menos llegar muy fuerte a las finales por la Orejona, habrá una purga, marcada por quien se asegura espera por las riendas, Zinedine Zidane, que hasta Lionel Messi podría salir, ante la amenazante llegada de Cristiano Ronaldo, de la mano del técnico francés, que lo tuvo en años dorados con el Madrid.

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