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CON LOS CAMPEONES

El apostador

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MARIO EMILIO GUERREROSanto Domingo

En mi dilatada andadura de más de 40 años por el béisbol dominicano son muchas las experiencias vividas, la mayoría de ellas jocosas, pero en algunas ocasiones me vi en aprietos. La anécdota que les contaré hoy fue uno de esos momentos complicados que me tocó vivir y del que por fortuna salí sin sufrir males mayores. Sucedió en el playoff final de la temporada 1987-88, en que se enfrentaron Escogido y Estrellas. Yo era director de prensa del equipo verde y, además, trabajaba como comentarista en la cadena de transmisión por televisión. La serie se encontraba 3-2 a favor de las Estrellas y el sexto juego sería celebrado en el estadio Tetelo Vargas de San Pedro de Macorís. Ese día llegué al parque de pelota alrededor de 4 horas antes de comenzar el partido, que estaba programado para las 8:00 de la noche. Al arribar al estadio vi a un nutrido grupo de personas en el área del parqueo de los directivos y funcionarios del conjunto local. No presté mucha atención, pues pensé que eran fanáticos procurando boletas. Pero, cuando me dispuse a estacionar mi carro, la muchedumbre se acercó y comenzó a gritarme apostador y a insultarme. Sin entender que estaba sucediendo, rápidamente entré al estadio y subí a las oficinas de las Estrellas. Allí me encontré con los hermanos Eddie y Tete Antún, principales directivos del equipo oriental, quienes preocupados me comunicaron que en los programas de radio de San Pedro de Macorís se había difundido la noticia de que yo estaba apostando en contra del conjunto y la gente, indignada, protestaba desde temprano frente al parque. Los Antún, aunque me dijeron que no le daban crédito a esa información, me preguntaron que si había frecuentado alguna banca o hablado con alguien sobre el tema. Les dije que no sabía nada del asunto y que desde que terminó el cuarto partido no había regresado a Macorís. Con el trascurso de las horas el alboroto fue en aumento y los fanáticos pedían mi cabeza. Para mi alivio, el estimado colega Tano Martino, fallecido a destiempo en 2002, estuvo indagando y averiguó que todo había sido un error de alguien que me confundió con un tipo muy parecido a mí, quien era un asiduo apostador. El propio Tano habló con la prensa y aclaró la situación. Aunque la historia tuvo un buen desenlace, pasé un mal momento.

megkrantz@hotmail.com

@megkrantz

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