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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“INADVERTIDO O MENTE SANA”

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CAROLINA CRUZ DE MARTÍNEZSanto Domingo

La planificación siempre es buena. Nosotros como isleños, caribeños, cultura bonachona y espontánea no somos de planificación. Para nosotros es más natural improvisar, resolver en el momento, hacer de tripa corazón con lo que se tiene y tirar pa alante con lo que hay. ¿Es malo ese método? No, para el que no le da mente a na’. Pero, en la medida que la vida camina, la experiencia se acumula, nos vamos dando cuenta que el no planificarse cuesta más.

Muchas veces los deportistas tienen un manejo inadvertido, no porque gusten o a propósito sino porque eso amerita formación. Para nosotros dejarnos formar tiene que haber una convicción y muchas veces esa convicción llega después de una mala decisión, una metida de pata, una decepción, traicion o frustración. Rara vez salimos de nuestro manejo inadvertido porque queremos y casi siempre es porque somos forzados a hacerlo.

El ser inadvertido es alguien que no advierte o repara en lo que debiera; es cuando no se está apercibido, advertido de algo; en otras palabras es cuando uno vive en el limbo, en Belen con los Pastores, es estar aéreo, sin aterrizaje, vivir “vendido.” Este manejo es engañoso y peligroso pues da la sensación que uno no se hace daño pero el hecho de no hacer lo que corresponde o te toca de por si causa estragos. El no saber con lo que se cuenta, con quien se cuenta, lo que me corresponde hacer y lo que no, lo que es mi responsabilidad y lo que no, lo que viene para distraerme y lo que no, es funesto para un atleta. El manejarse “a lo que tire mi bon” como decimos en buen dominicano, trae sus facturas a corto, mediano o largo plazo.

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.”

S. Lucas 14:28-30

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