PRESENCIA DOMINICANA
Receptores importados
El espacio permitido para la producción de esta columna impidió en la pasada entrega la ponderación de cuatro receptores adicionales a los mencionados que reforzaron equipos de Lidom y merecen ser incluidos en la élite de esta categoría. La selección se hizo sobre la base de los que participaron en por lo menos dos torneos, agotando un mínimo de trescientos apariciones al plato.
El más antiguo de este último grupo es Joe Pignatano. Recordado por su magistral defensa, fue pieza clave del Escogido de 1957-58 y 1958-59 ganadores de la serie regular en cada uno de esos años, coronándose campeones en el primero y subcampeones en el segundo.
Con Águilas Cibaeñas participaron dos que dejaron huella imborrable. El cubano Orlando McFarlane y Charlie Sands. El primero intervino en 1963-64 y 1964-65, compartiendo la defensa de la posición dos así como la antesala con Elmo Plaskett en la primera ocasión; pero en la segunda estuvo todo el torneo detrás de la goma. Ganó la corona de cuadrangulares en cada uno de esos certámenes totalizando 18, diez y ocho respectivamente, aunque cuatro de los diez de 1963-64 los disparó defendiendo la antesala. Ha sido el único de su posición defensiva que en dos ocasiones ha conquistado ese importante cetro.
Sands tuvo una contribución ofensiva extraordinaria. Combinó espléndidamente poder con disciplina en el plato, encabezando en resultados de por vida a todos los cátchers importados, con una actuación mínima como la indicada, en slugging (.456), OBP (.448) y OPS (.903). En 1971-72 consiguió sumar catorce jonrones en total; diez en la serie regular, tres en la semifinal y uno en la final, en 275 apariciones al plato, liderando en slugging (.558) y OPS (1.049)
Finalmente está Hal King. Fue el cátcher de la formidable maquinaria agrupada por las Estrellas Orientales en 1967-68 que se coronaron campeones. Ese año remolcó 39 anotaciones estableciendo una marca para receptores que solo ha sido superada por Tony Peña, disparando además para .312/.377/.413. En cuatro campañas con los Verdes empujó 109 carreras, uno de apenas cuatro importados con más de cien en el béisbol invernal. Defensivamente tenía limitaciones, pero ofensivamente era un bateador paciente, fuerte y oportuno.