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PRESENCIA DOINICANA

Un eslabón perdido (y 3)

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

El torneo de 1965-66 que organizó la Federación de Peloteros por el receso decidido por Lidom, fue el último que esta entidad suspendía y cerró un ciclo de inestabilidad que afectó el evento durante cinco años. A partir de 1966-67 se reiniciaron sin interrupción.

Esa inestabilidad estuvo vinculada a la cambiante situación política y social del país generada a partir de 1960 con el deterioro del régimen trujillista y su posterior caída en 1961, pasando por el golpe de estado de 1963 que a su vez generó la guerra civil de 1965. El béisbol no podía soslayarse de su entorno.

La campaña de 1960-61 se efectuó con jugadores nativos exclusivamente. En una época de escaso talento criollo, la calidad de ese certamen descendió notablemente. El correspondiente a 1961-62 se inició incluyendo importados, pero en el mes de diciembre se suspendió y el de 1962-63 no se verificó. La nación estaba concentrada en la celebración de las primeras elecciones libres que ocurrían en casi cuarenta años, llevadas a cabo en diciembre de 1962.

Los torneos de 1963-64 y 1964-65 se efectuaron sin contratiempos y brillantemente. En ambos se aplicaron juegos interligas, cuyos resultados eran válidos para la clasificación, con el vecino circuito de Venezuela que tuvieron una calurosa acogida por los aficionados de ambas naciones. Hay que destacar que el de 1963-64 contó con la presencia de tres jugadores que luego fueron exaltados al Salón de la Fama de Cooperstown, los lanzadores Juan Marichal y Gaylord Perry con el Escogido y el jardinero Willie Stargell con las Águilas. La calidad de esos dos campeonatos fue extraordinaria, junto a los importados participaron los dominicanos que comenzaban a despuntar tanto en grandes ligas como en las ligas menores y la fanaticada estaba ávida de verlos en acción.

No obstante, los tres torneos suspendidos provocan una mayúscula interrogante. Esos recesos afectaron directamente los resultados vitalicios de los señalados jugadores, notables estelares, que estando en plenitud de facultades no tuvieron la oportunidad de aumentar esas cifras de histórica importancia. De no haber ocurrido las indicadas interrupciones, la lectura del orden de los nombres que componen esos cuadros hoy sería muy diferente.

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