Enoli: De la Liga Campesina al béisbol de las Mayores

Mientras crecía, Enoli Paredes observaba como varios miembros de su entorno familiar firmaban para el béisbol, logros que se convirtieron en momentáneos, que el tiempo se encargó en desvanecer, pues todos se quedaron en el camino.

Cuando a él le correspondió su turno, y tras superar varios traspiés, fue de lo primero que notó y desde que se produjo la firma en el 2015 con los Astros de Houston no quería ser inscrito en esa lista que solo se convertiría en más larga.

Es por esto, que el espigado redobló sus esfuerzos con la finalidad alcanzar su desarrollo en las Menores y poder lograr la meta final: Ser un miembro de las Grandes Ligas.

“Cuando firmé en 2015, era como en el noveno que lo hacía de mi familia y ninguno de ellos jugó Grandes Ligas y me dije a mi mismo que tenía que romper ese especie de hechizo”, expresó el novel lanzador al Listín Diario, quien este año actuó con los Astros e incluso registró una buena participación en la Serie Divisional de la Liga Americana.

Su padre, Norberto Paredes (Expos), su tío Pablo Paredes (Rockies), sus primos Elvis Morel (Orioles) y Odalis Paredes (Rays) son de los parientes que llegaron a rubricar con organizaciones de las Ligas Mayores.

Nativo de El Limón, Samana, Enoli creció en ese ambiente de béisbol caminando y asistiendo a los plays de la mano de su padre. “Al principio nunca pensé que me convertiría en un pelotero profesional, asistía al play porque me gustaba la pelota y era lo único que observaba a mis alrededores”, sostiene.

De fácil desenvolvimiento y con plena seguridad de que para alcanzar las metas hay que sacrificarse a tiempo completo, se pasó toda una niñez jugando béisbol, pero no fue hasta que casi cumplía los 16 cuando varias personas le piropearon. “Tú tienes buen brazo, puede convertirte en un buen lanzador, esfuérzate y trata de buscar una firma”, para ese momento para nada pensaba en eso, ni siquiera había subido a un montículo”, afirma este paracorto, quien odiaba el lanzar.

“Me gustaba tan poco que mejor abandonaba el play cada vez que intentaban que subiera a un montículo”, señala, quien este año se convirtió en el dominicano 784 que debutó en Grandes Ligas y uno de los 30 que lograron hacerlo este 2020.

Iniciado en la Liga Armando Polanco, pero desarrollado en la Liga Kelly, de Las Terrenas, el manager Silvano Kelly fue quien le abrió los ojos para que se convirtiera en un lanzador. Ya había alcanzado el éxito tras los acuerdos conseguidos por el extinto Yordano Ventura y con Lisalverto Bonilla.

La persona que trabajaba con los pitchers en la Liga le enseñó los primeros pasos sobre este arte, rápidamente llegó un primer “try out” en la Academia de los Marineros y es en ese momento en que Enoli ya comienza a pensar y enfocarse que para firmar sería como pitcher, pues nunca nadie lo había invitado para observarlo como jugador. En el camino se encontró con varias espinas, hubo equipos que lo rechazaron, incluso uno, de quien guarda un amargo recuerdo, cuyos instructores dijeron muy próximo a él. “Ese muchacho tan flaco, ese no dará para lanzador y ahí mismo lo despacharon, ni siquiera los spikes dejaron que se pusiera.

La Liga Campesina, su gran aprendizaje Participar en este circuito se convirtió en su principal laboratorio para aprender varias de las técnicas de como lanzar. “Mi padre era el dirigente del equipo y me brindó todas las oportunidades”, relata.

“Comencé a tirar pitcheos rompientes, perder el miedo y sentirme bravo y cómodo en la lomita”, expresa. Luego se movió a La Romana porque un buscatalento, de nombre Tito Mejía había ido de visita al pueblo y lo observó lanzar. “Buscaba a alguien que tirara a 88 y yo tenía solo una milla menos, pero el día que me vio le tiré a 88 y ahí me invitó para la Romana”.

Durante unos tres años actuó en la Liga Campesina, cuando contaba con unos 18 años, a una edad en la que ya muchos noveles son considerados como viejos, fue cuando se incrementaron los try out para Enoli, cuya firma fue de un pírrico 10 mil dólares.

Le compró una casita a su mama Aunque el monto recibido representa una bagatela con relación a los buenos contratos que hoy día reciben los prospectos en Julio 2, Enoli no lo pensó muchos en llamar a su madre, Josefina de los Santos para que se buscara una casa en El Limón y comprarla, aunque del dinero no sobre nada para otra cosa.

“Desde que me dijeron que el dinero estaba depositado la llamé y le dije eso, quería tenerla cómoda, vivíamos en casa alquilada y con frecuencia nos cobraban cuando la mensualidad estaba vencida”, expresa Enoli, el mayor de los tres hijos de su progenitora, quien se separó de su padre cuando este aún era un novel muchacho.

SEPA MÁS

Era vendedor de chinolas

Lustraba zapatos En su niñez, Enoli era uno más de esos muchachos pobres de campo, para ayudar a su madre buscaba chinolas en los montes, fruta que después vendía en los restaurantes y los hoteles en Samaná.

También lustraba zapatos, oficio por al menos tres años en esta provincia. “Tenía que ayudar a mi madre de una u otra manera, prefería hacer eso a tener que realizar negocios malos”, sostiene

Lloró al recibir noticia El fue llamado a la oficina del dirigente, quien a los pocos minutos le dijo en inglés que había hecho el equipo, se puso nervioso y lloró cuando le dieron la noticia.