Reportaje
José y Fela: exitosos como atletas y líderes de familia
Luego de mostrar calidad y clase en la cancha y fuera de ella, Orfelina Lebrón y José Molina, al igual que desde el pasado siglo han venido haciendo centenares de miles de dominicanos, compraron el “Pasaje de Ida” en busca de un mejor futuro para la familia.
En contra de su voluntad y convencidos de que tenían las competencias para permanecer un par de años más en el juego –ella en voleibol con el Club Bameso --él en baloncesto con el Mauricio Báez—se radicaron hace 20 años en Lawrence, Massachusetts.
El proyecto familia que habían emprendido pudo más y por ello colgaron los tenis.
“Mi último torneo fue en el dos mil y unos meses después del torneo vine a Estados Unidos”, recuerda Molina, un ex delantero de poder y ocasional centro que debutó en el 1984 con ese conjunto.
“El mauriciano con más trofeos” fue un actor de primer orden en los títulos distritales conquistados por el equipo de toda su vida en 1984, 1985, 1986, 1999 y 2000.
En ese último torneo, ya con 34 años a cuesta, fue relegado a la banca.
“Yo pensé que podía jugar un par de años todavía, pero no tenía cabida en Mauricio ni de juego ni de dinero y no me veía con otro uniforme”, argumenta uno de los cinco jugadores que en el Torneo Superior del Distrito Nacional acumulan 2,500 puntos, 1,000 rebotes y 100 bloqueos.
“Mi patria me *encanta...”
Esa situación, una residencia estadounidense en el bolsillo y un hijo pequeño (Akeem) se conjugaron para que la pareja tomara la decisión de radicarse en Estados Unidos.
“Tenía dos opciones, quedarme o venir a Estados Unidos y decidí dar el paso, probar suerte. Ya van veinte años aquí. Para mi familia, creo que la vida en cuanto a educación y seguridad, ha sido mejor. No es fácil como cree la gente, pero uno se adapta”, subraya Molina.
“Ha sido muy provechoso”, agrega Orfelina. “Tenemos casa propia, buenos vehículos, salud, sobre todo, y tratamos de convivir en familia e inculcarles valores a nuestros hijos”.
Akeem, hoy con 27 años, y Yemayma, de 17, van muy bien encaminados.
El primogénito, de cuyo nombre no es difícil adivinar que le fue puesto por la admiración que José tenía por el centro nigeriano Akeem Olajuwon, mide 6´8, al igual que su padre, pero nunca mostró tanta pasión por el baloncesto.
Ni la estatura que proyectaba, ni el hecho de ser hijo de dos atletas que fueron selecciones nacionales en su respectivas disciplinas, garantizaban que se destacaría en el deporte inventado por James Naismith.
Él decidió estudiar en la National Aviation Academy y hoy trabaja en una compañía llamada Raytheon, especializada en fabricar piezas militares de defensa.
De manera que no cuenta como error el no haberse dedicado al basket.
Mientras que Yemayma, de seis pies de estatura, iniciará este mes el último año del bachillerato y juega voleibol como su madre.
“Es una muy buena bloqueadora, con un gran ataque y excelente saque”, recalca Lebrón sobre la prospecta, premiada en 2018 como la mejor del Estado de Massachusetts por su defensa aérea a nivel colegial secundario.
Duros inicios
“Al principio fue muy difícil. Vine solo y después llegó “Fela”. Akeem ya tenía unos siete años”, relata. “Por suerte, donde vivo es una comunidad enorme de latinos y por donde quiera se escucha música dominicana”.
“Lo pensamos mucho”, afirma Orfelina, una centro que brilló desde el 1986 hasta el año dos mil con el sexteto de Bameso.
“Queríamos tener otro hijo y en ese tiempo no era tan rentable el voleibol”, señala sobre la época de las vacas flacas que a la pareja le tocó vivir en el deporte.
Indica que hoy las jugadoras que están en el Programa de Selecciones Nacionales pueden vivir del voleibol, contrario a otros tiempos cuando jugaban sin saber si iban a devengar un salario por sus servicios.
“Fue duro hacer la transición”, enfatiza la ex jugadora de seis pies de estatura, quien también jugó en calidad de nativa en la Liga Puertorriqueña de Voleibol, con las Chicas de San Juan y las Capitanas de Arecibo.
De jugadora estelar, se vio compelida a laborar como cajera de un supermercado y también en una cafetería.
También tuvo un centro de uñas y posteriormente junto a José abrió una pequeña compañía de limpieza de oficinas.
El primer trabajo de éste fue en una granja de pavos, donde diariamente sacrificaban más de 800. Luego era parte de una brigada que demolía viviendas y ahora se desempeña como un anónimo taxista de Uber.
Afortunadamente, desde 2016, Lebrón regresó a la cancha como entrenadora de voleibol infantil en el Lawrence High School, actividad que realiza en horario vespertino en la primera mitad del año lectivo.
En la mañana, labora en ese plantel manejando unos de los buses que transporta los niños al centro.
“Fela” está al tanto de las actuaciones de “Las Reinas del Caribe” y se declaró fanática de la veterana centro Annerys Valdez, así como de las salidoras Bethania de la Cruz y Bráyelin Martínez.
Sobre Annerys, quien en la desaparecida justa superior distrital, pertenecía al Club Simón Bolívar, afirma que le tiene un gran respeto, porque a pesar de que no tenía mucha fuerza se quedó, luchó y ha tenido notables resultados en la selección, en la que permanece casi 25 años después.
Con relación a Bethania y Bráyelin resalta “esas muchachas son dos estrellas. Sigo los juegos para verlas porque tienen una calidad tremenda. Son espectaculares, las vivo”.
SEPA MÁS
Vistos por sus hijos.
Akeem y Yemayma no ocultan la satisfacción que sienten al ser hijos de Fela y José .
Akeem.
“Es increíble que después de tantos años de la carrera que tuvieron mis padres, uno vaya a sitios y todavía sean reconocidos”.
Orgullo.
“Es un logro muy grande porque no siempre a uno le toca vivir con personas que sean tan reconocidas y admiradas tanto como deportistas y seres humanos. Estamos muy orgullosos de cada uno de ellos por los seres humanos que son y por los deportistas que fueron”, expresa.
Yemayma.
“Me hace muy orgullosa que mis padres han hecho tantas cosas buenas en la vida. Todo el mundo los mira y les quiere tanto. Me da metas más grandes sobre lo que quiero ser en la vida para que se sientan orgullosos de mí”, manifiesta.