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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“Manos de seda”

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Carolina Cruz De MartínezSanto Domingo

Los atletas manejan mucha adrenalina y están hechos de un ímpetu fuerte y arrollador. Aunque son de distintos temperamentos por dentro todos son hiperactivos por la naturaleza de la carrera que han escogido. Los de temperamento flemático, melancólico pueden verse “pasivos” por fuera pero por dentro hay un leon rugiendo. Los de temperamento colérico sanguíneo son de por sí activos en su manejo.

Sin embargo, aunque los atletas sean o se comporten toscos, fuertes, ásperos, competitivos, el trato para con ellos debe ser con manos de seda. La forma no elimina el fondo, y el fondo de ellos es como cualquier ser humano: frágil, vulnerable, limitado y necesitado de afecto, aprobación y respeto.

El trato de manos de seda comienza en casa del atleta. Hay que tener un buen balance como padres para no apretar demasiado la tuerca pero tampoco para suavizar demasiado la crianza. Las manos de seda deben estar siempre prestas a acariciar cuando haya que acariciar y a disciplinar cuando haya que disciplinar. El equilibrar esto es un arte que amerita mucha madurez y prosperidad emocional por parte de quien lo da.

Los padres juegan un papel fundamental en quienes serán esos atletas cuando se vean fuera de su seno familiar: interactuando con otros niños en la liga, reaccionando a derrotas en el terreno o a medidas de disciplina de un entrenador o coach. Desde ahí se refleja si las manos de seda están haciendo una buena labor o si están ausentes de la formación. La percepción del niño acerca de su entorno y alrededor tiene todo que ver en cómo esas manos de seda se han sentado a invertir tiempo y educación. Si en vez de seda los niños están siendo criados por una mano de hierro exhibirán un comportamiento agresivo y violento sin respeto por la autoridad y mucho menos por los compañeros.

Las manos de seda son necesarias si se sabe tener un equilibrio en cómo emplearlas. Las mismas no crean niños “fofos” ni “blandengues” como algunos perciben o entienden. Por el contrario, el no tenerlas presente en una crianza saludable produce niños insensibles sin empatía ni modales.

“Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán.”

Proverbios 22:6 NTV

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