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NUEVA YORK

Rafa Nadal declina participar en US Open

Hubo unos años en los que la relación entre Rafa Nadal y el último Grand Slam de la temporada era más que difícil. Hablo de los años 2005-2009, en los que Nadal ya era uno de los dos mejores jugadores del mundo y luchaba por cualquier torneo sobre tierra o hierba. En esa primera juventud, llegaba el manacorí invariablemente agotado, arrastrando alguna lesión o molestia, distraído mentalmente ante la exigencia de una primavera y un verano que acostumbraba a apurar al máximo. Eso cambió, por supuesto, con el título de 2010 y a partir de ahí todo han sido éxitos. Rafa ha ganado en Queens hasta en cuatro ocasiones distintas (2010, 2013, 2017 y 2019), lo que le coloca tan solo un título por detrás de Pete Sampras, Jimmy Connors y Roger Federer… y le iguala ni más ni menos que con el mítico John McEnroe. Grandes estrellas de la historia de este deporte, como el mítico Bjorn Borg, no ganaron jamás en Flushing Meadows, perdedor de cuatro finales entre finales de los 70 y principios de los 80. Como vigente campeón, se podría pensar que Nadal está en la obligación de defender su título este fin de verano. Rara vez el campeón de un torneo del Grand Slam decide saltarse la siguiente edición sin mediar lesiones de por medio. Ahora bien, aunque el actual número dos del mundo aparezca incluso en la “entry list" del torneo de Cincinnati (que este año, inteligentemente, se jugará también en Nueva York), lo cierto es que la USTA ya debería haberse hecho a la idea de que Nadal no estará en EEUU en un buen tiempo, dejando vacante un trono que no sabemos quién se decidirá a ocupar. Porque el caso es que acaba julio y Nadal sigue en su isla entrenando sobre tierra batida. Feliciano López, director del torneo de Madrid, se atrevió a anunciar recientemente que Rafa jugaría en la capital española.. y eso, por fechas, es incompatible con haber disputado antes el US Open: este acaba el 6 de septiembre y aquél empieza el 13. Imposible en medio acostumbrarse a una nueva superficie y guardar las correspondientes cuarentenas en los viajes entre Europa y EEUU. Recordemos que aunque la situación esté relativamente tranquila en el viejo continente, Estados Unidos registra picos de 75.000 casos y 1.500 muertos diarios. De hecho, sorprende la tenacidad de los organizadores por mantener la disputa del US Open. Obviamente hay mucho dinero en juego y si la NBA puede disputarse en Florida, epicentro nacional de la pandemia, ¿por qué no se iba a poder jugar un deporte que no requiere contacto en la mucho más tranquila Nueva York? Todo esto está por ver, tanto lo de Florida como lo otro, pero es lógico que los jugadores tengan dudas y la realidad es la que es: casi todos los jugadores de primer nivel en la actualidad son europeos, ven con recelo un cambio de continente y algunos desconfían de las medidas de seguridad mientras que a otros, como Thiem o Djokovic, les incomodan y así lo han hecho saber varias veces. Ellos son más del Adria Tour.

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