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PRESENCIA DOMINICANA

Retroactividad de una regla

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

Al finalizar la temporada de Grandes Ligas de 1954 Beto Ávila, segunda base de los In­dios de Cleveland, fue procla­mado campeón de bateo de la Liga Americana. Disparó 189 hits en 555 turnos alcanzando un porcentaje de .341. Su conquista se recibió con gran regocijo en la América Hispana, el nacido en Vera­cruz, México, era el primer hijo de estas tie­rras que lograba una hazaña de esa enver­gadura.

Pero resulta que aho­ra, en la página oficial de las Ligas Mayores quien aparece encabezado ese departamento, en el cir­cuito y el año señalado, es Ted Williams con pro­medio de .345. Conectó 133 hits en 386 veces al ba­te, derivando el porcentaje indicado. Agregó 136 bases por bolas recibidas que sumadas a los glo­bos de sacrificios y pelotazos, ofrecen la su­ma de 526 apariciones al plato.

Ocurrió que desde 1945 se reglamentó definir este liderato ofensivo entre los ba­teadores con un mínimo de 2.6 turnos al bate agotados por cada uno de los 154 jue­gos que en la época efectuaba cada equipo, o sea, consumir por lo menos cuatrocien­tos turnos. Ávila agotó 638, Williams 386. Esa regulación perduró hasta 1956, para entonces se consideró que penalizaba a un bateador por lograr pasaportes gratis y, a partir del año siguiente, 1957, se cambió por la actual; 3.1 apariciones al plato por juego jugado del equipo, o sea, un mínimo de 502 en el calendario actual de 162 jue­gos, 477 en el viejo formato de 154 parti­dos.

Lo expuesto muestra que se ha tomado la decisión de aplicar retroactivamente la regla desconociendo la que regía sobre esa materia en 1954. En consecuencia, se des­poja al mexicano del honor de ser el primer hispano en ganar un cetro de promedio de bateo.

Cabe señalar, que aún aplicando el acá­pite que permite sumar los turnos faltantes del aspirante como fallados y si todavía el promedio de este es más alto se le recono­ce el título, Williams supera a Ávila; en ese caso el porcentaje del primero desciende a .333.

El tema merece atención. No luce justo que se aplique una retroactividad de la re­gla para beneficiar a uno perjudicando a otro.

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